La concreción de las propuestas
Como si se tratara de una charla de café, los candidatos presidenciales siguen haciendo promesas cuando faltan tan pocos días para el acto electoral y es hora de que no sigan diciendo lo que van a hacer, sino cómo lo van a hacer, concretando sus propuestas en dos temas fundaméntales: el económico y el de la libertad y la instauración de la democracia, luego de estos diez años de sufrir un autoritarismo que no solo se ha expresado en las palabras, sino que ha tratado de perpetuarse creando entidades que sustenten, para largo, el camino lleno de peligros de lo que han llamado la revolución ciudadana.
Casi todos los analistas coinciden en que la situación económica que heredará el próximo gobierno es de tal gravedad que para solventarla se necesitará valor para tomar las medidas duras que se requerirán de parte de los gobernantes y paciencia de parte de los gobernados para aceptarlas. La maraña que ha tejido el correísmo en el país es tan espesa que se debe tener mucho coraje y decisión para desmontarla y para crear un camino legítimo de ajuste que no será muy liviano y que comprenderá duramente sobre todo a los menos favorecidos. Claro que si el continuismo obtuviese la victoria, lo que le pase a Moreno no es de incumbencia del gobierno que se va, pues sostendrá que lo que se debe hacer es fortalecer el modelo hiperpresidencial y autoritario que tanto ama Correa y que abrirá el paso del Ecuador a la lista de países como Venezuela o Nicaragua o Cuba. Es decir, aquellos en que los problemas sean de tan grueso calibre que las solucio- nes ortodoxas ni serán suficientes ni se hallan en el pensamiento, si algún pensamiento tienen, los revolucionarios de mentirijillas que sueñan con otra década en el poder y con el mismo estilo cínico que ha caracterizado a esos últimos años de malhadada historia oficial del Ecuador. Si, por el contrario, ganara el candidato que aparece como oponente, tendrá que sortear la oposición mayoritaria de la Asamblea y la bullanga en la calle, aparte de los calificativos más ásperos de la tendencia autoritaria de la falsa revolución ciudadana. Es decir que su paso por el poder no sería ni pacífico ni fácil. Solo desmantelando desde el primer día la estructura correísta podría esperarse que las medidas que se adopten por parte del gobierno opositor puedan viabilizarse.
Es decir que su paso por el poder no sería ni pacífico ni fácil’.