Negociarán
Los que entran en política deben saber que a veces ganan y a veces no, porque la política es una permanente negociación. Esta última metáfora fue acuñada por quien luego de pasar por la guerrilla se integró al sistema institucional de su país y llegó hasta la Presidencia, de donde proviene su autoridad en la materia: el expresidente Mujica.
Candidatos y políticos en funciones negocian con sus electores e interlocutores (incluidos oponentes) para que los otros se acomoden a sus opiniones, pero también para acomodar las propias. Como arte, la negociación ha sido asemejada al jazz; como ciencia, a las teorías de juegos, de agentes, de señalamiento social y del comportamiento. Aquello de que hay asuntos no negociables es uno de los grandes dilemas de nuestra era: sin negociación solo quedan la tolerancia anómica o la violencia sorda.
Una vez escuché decir a un periodista de desproporcionado ego que no negociaría con tal o cual partido, cuando recién planificaba lanzarse a la política. Por muy buenas que hayan sido sus pro- puestas, nunca tuvo su cuarto de hora; él mismo se limitó. Gandhi o Mandela se le hubieran reído.
Hoy “ad portas” de elecciones, los dos candidatos están en la mesa que han tendido sus campañas, negociando su futuro y el del país. La virulencia de los ataques hace difícil que cualquiera de ellos salga ileso luego del 2 de abril, porque además sus fuerzas políticas seguirán contendiendo en la Asamblea. Las acusaciones son serias y algunas tienen implicaciones judiciales, incluso bajo derecho internacional.
Si la Asamblea está tan dividi-
Las acusaciones son serias y algunas tienen implicaciones judiciales, incluso bajo derecho internacional’.