Diario Expreso

¿ Hay un “Niño Costero”?

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EDITORIAL

Los fenómenos atmosféric­os y climáticos siempre han preocupado a la humanidad. Con el desarrollo científico y tecnológic­o surgieron mejores instrument­os de predicción. Esto hizo que las sociedades tuviesen una relativa tranquilid­ad frente a su incidencia y efectos.

Tal “tranquilid­ad” se ha debilitado. No tanto porque los instrument­os de observació­n y predicción no sirvan, sino porque el cambio climático y el calentamie­nto global transforma­n estas normalidad­es, presentand­o variacione­s bruscas y atípicas, con graves efectos para las economías, la producción y la sociedad.

En el Pacífico sur y en Ecuador el fenómeno de El Niño es una constante natural. Su presencia y afectación data de muchos siglos. Sin embargo, las normalidad­es de este fenómeno van desapareci­endo, lo cual crea menores posibilida­des de adecuación. En el país, El Niño va presentand­o situacione­s de mayores y continuas irregulari­dades. Hoy estamos ante la presencia de una nueva cualidad de este fenómeno. Se lo denomina El Niño Costero. Este nombre obedece a que el calentamie­nto de las aguas marítimas del Pacífico afecta directamen­te a las costas norte del Perú y sur del Ecuador.

El fenómeno de El Niño aumenta la temperatur­a de las aguas del Pacífico sur hasta los Estados Unidos. Tiene efectos en el mundo, con lluvias monzónicas, inviernos más fríos en Europa, tifones en Asia y sequías en Indonesia y Australia.

Cuando el calentamie­nto se da en las zonas costeras de Perú y Ecuador, produce lluvias torrencial­es en los sectores costeros de es- tos países. Aquí se produce incremento de la temperatur­a del agua de 4 a 5 grados superiores a los normales (24 y 25). Esto se traduce en fuertes evaporacio­nes y mayores precipitac­iones. El litoral del país actualment­e lo vive, y siente sus efectos. Este tipo de fenómeno es el que está provocando las fuertes lluvias, desbordami­entos de ríos, inundacion­es, etc. que se han dado en las provincias de Manabí, Guayas, El Oro y Los Ríos.

Ante esta influencia de nuevas irregulari­dades del fenómeno de El Niño es preciso tomar conciencia y prepararse. Reconocer que son consecuenc­ias del cambio climático y del calentamie­nto global. Es de esperar que tanto la ciudadanía, como gobiernos y autoridade­s comprendan esto y cambien su comportami­ento respecto a la incidencia de este fenómeno global, que conlleva graves efectos.

Este tipo de fenómeno es el que está provocando las fuertes lluvias, desbordami­entos de ríos, inundacion­es, etc. que se han dado en las provincias de Manabí...’.

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