Diario Expreso

Una casa llena de árboles atemoriza a toda una cuadra

- BLANCA MONCADA PESANTES GUAYAQUIL

Son ocho y tienen sembrados más de 20 años, en El Paraíso Cubren el alumbrado, sus frutos rompen techos y traen moho, gusanos y zarigüeyas

Hace meses ya que María Ramos no puede dormir. Tiene miedo. Ya en varias ocasiones los mangos de su vecina le han dado pesadillas. Caen como camaretas sobre el techo, llegando incluso a perforar el tumbado por la fuerza. Pero no es todo.

Los ocho árboles sembrados en el patio de su vecina (dos palmeras de coco, tres matas de mango, uno de almendra, uno de bambú y uno de guayaba) también traen al barrio gusanos, zarigüeyas y una infinidad de molestias que van desde la falta de luminosida­d en la cuadra hasta el riesgo de que todo el alumbrado eléctrico se venga abajo con una de las ramas que lo amenazan.

La calle, curiosamen­te, se llama Los Mangos y está ubicada en la ciudadela El Paraíso, al norte de Guayaquil. La vivienda en cuestión, ubicada en la segunda peatonal, es propiedad de una mujer que se niega a podar sus árboles, pese a los constantes pedidos de sus vecinos, que lamentan que las frutas y hojas caídas se pudran en la peatonal sin que nadie limpie. “Son un peligro, el piso se pone resbaloso”, se queja Mayra de Falconí, afectada también por la problemáti­ca.

Su esposo pisó mal la semana pasada, mientras salía al trabajo, y se dañó la rodilla. Ella vive al frente de la casa de los árboles. Las hojas llegan hasta su patio, pues están tan crecidas que cubren casi por completo la peatonal.

“Tuve que hacer un canalote y una estructura metálica que cubra el espacio donde caían las hojas, porque si me descuidaba me llegaban a la rodilla. He hecho una inversión de casi $ 600 por este problema. Con la lluvia se empeora. Trae hu- medad y las hojas causan moho en las paredes. No puedo ni siquiera tener en el patio delantero a mi mascota. Puede enfermar”.

Isabel Rivadeneir­a vive a media cuadra, pero no deja de preocupars­e por la situación. “Hay adultos mayores que caminan a diario por esta manzana, también hay niños. De esos árboles salen hasta murciélago­s”, dice la moradora, que organizó a sus vecinos para hacer llegar una notificaci­ón de las molestias al Cabildo.

Son once firmas en total. Todos vecinos de la mujer que, afirman, se niega rotundamen­te a podar sus ramas.

EXPRESO llamó a su puerta, pero nadie salió a atender. Los vecinos esperan respuestas estos días.

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RICHARD CASTRO / EXPRESO Aspecto. Así lucía la tarde de ayer el domicilio de El Oro y Gallegos Lara.

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