La historia, gran maestra

Con las elecciones de segunda vuelta del 2 abril “ad portas”, es indispensable considerar lo siguiente: primero, la obligación que tenemos los ecuatorianos de vigilar de manera estrecha todo el proceso eleccionario de ese día. Por motivo alguno debería intentarse alterar la voluntad popular. Los dirigentes políticos, respaldados por la ley, deben exigir que la transparencia se imponga para que los comicios sean una verdadera demostración de cultura cívica y de respeto a la democracia. Segundo, esta se- gunda vuelta determinará continuar con el actual sistema político o buscar un cambio que permita el retorno a la institucionalidad, a la verdadera división de poderes, a una auténtica libertad de expresión y a una lucha frontal contra la corrupción.

Frente a esta disyuntiva encontremos en la historia la respuesta. Ella nos dice que cuando el nazismo, representado por Hitler, quiso imponer su absurda pretensión racial sobre el mundo con la práctica del Holocausto, por ejemplo, la URSS, esto es, el régimen comunista imperante en esa época, se unió con Estados Unidos, con Inglaterra y con los demás aliados, para juntos enfrentar a un enemigo común. Lo lograron y de esta manera evitaron el dominio nazi en el mundo. Se impuso entonces, sobre aspectos ideológicos, la supervivencia de la raza humana. Tercero, en el año 1944 el Ecuador estuvo gobernado por el régimen dictatorial de Arroyo del Río. Fue cuando se constituyó Acción Democrática Ecuatoriana (ADE), de la que formaron parte el Partido Comunista, el Partido Socialista, el Partido Liberal, el Partido Con-

Frente a esta disyuntiva encontremos en la historia la respuesta’.