La realidad
La campaña de la segunda vuelta presidencial está por terminar. El próximo domingo los ecuatorianos tenemos la obligación cívica de elegir presidente. Elección en la que debemos optar por un modelo ideológico-político de gobierno, así como por un sistema de manejo económico y social, más que por hombres o nombres.
La presente campaña ha luchado sus más encarnizadas batallas en las redes sociales, donde “las garras” del intervencionismo estatal no han logrado aún coartar la libertad de opinión o de información. Gracias a ello conocimos de las denuncias de supuestos actos de corrupción, limitándose el Gobierno a realizar una “guerrilla informática” donde se manipula la información y hasta se tergiversan ciertos hechos, con la finalidad de distraer la atención ciudadana sobre tales denuncias. Esto ha dejado impreso en el subconsciente del tejido social, la percepción de que en la presente década solo resultaron ganadores algunos pocos en el poder, resultando para la mayoría ciudadana ser la década perdida, ya que muchos perdieron su trabajo o perdieron libertades, como la de escoger qué estudiar.
Es verdad que tenemos o teníamos lindas carreteras. Lo que no sabemos es si estas se han dañado por la inclemencia de los elementos o por no haber reunido las condiciones técnicas para su durabilidad, pese a su alto costo.
Llama la atención que el Gobierno no haya declarado en emergencia a tales zonas, pese a que hace 10 años, cuando Ecuador estrenaba “la revolución ciudadana”, en circunstancias más o menos similares, había declarado estado de emergencia en casi todo el territorio nacional. La diferencia radica en que en aquella época contábamos con altos precios del petróleo y el dinero del Fondo de Estabilización Petrolera, mientras que hoy no tenemos ninguno de los dos; por el contrario, el petróleo de la próxima década ya está comprometido al imperio chino, razón por la cual podríamos denominarla la década hipotecada por la revolución ciudadana.
Hemos pasado pues, de una economía boyante, a una economía flotante de supervivencia, esa es la realidad.