La basura ‘amanece’ en la calle 38
Los desperdicios se sacan a deshora. Los moradores se quejan.
Todos los días la misma escena. La basura asoma a temprana hora en la calle Velasco Ibarra, conocida como ‘la 38’. Son 22 cuadras que tiene en extensión esta popular avenida del Suburbio porteño, donde la basura amontonada está a la orden del día.
El tema, que se ha vuelto común en la zona, preocupa a vecinos y dueños de negocios.
La recolección que realiza el consorcio Puerto Limpio para estas calles transversales son los días martes, jueves y sábado en el horario matutino, pero María Gusqui, residente de la calle D y 38, responsabiliza a los moradores de otras calles de tirar los desperdicios en esta transitada vía.
“Todos los días es este problema, estoy cansada de decirles que no tiren la basura aquí por eso he tenido problemas con los vecinos, ellos aprovechan la madrugada para botar aquí la basura”, mencionó.
Otro morador es Luis Campuzano, un taxista que lleva cuarenta años en este sector. Él asegura que la solución para el embotellamiento de la basura es una recolección general, “que el carro recolector no solamente pase en la calle principal, sino también en las demás calles de al fondo, porque allá solamente pasa de dos a tres días y traen su basura hasta acá”.
Sobre si existe una ley que sancione a los ‘malos vecinos’ o responsables de arrojar la basura en espacios no autorizados ni horarios establecidos, Karla Aguas, vocera de Puerto Limpio, manifiesta que existen multas y sanciones que se clasifican en leves, graves y muy graves.
“Se las aplica en las personas que incumplan las ordenanzas municipales, nosotros realiza- mos los oficios, se los canaliza y se los traspasa al ente sancionador que es el Municipio de Guayaquil, quien maneja dicha competencia”, estableció.
Pero para los dueños de los establecimientos del área, no se sanciona lo suficiente o se dictan campañas de capacitación Uno de ellos es Gustavo Arbeláez, colombiano y propietario de una panadería en la 38.
Este considera que pese a que se aplican sanciones, los vecinos recurren una y otra vez a la mala disposición de desperdicios.
“Es un problema de cultura y la imagen de la ciudad es la que más se ve afectada”.