“La hipertensión pulmonar aún se diagnostica mal en Guayaquil”
Para Pow Chon Long existe solo una forma de describir la enfermedad: “Imagínese que usted es un pez y lo sacan del agua. Esa falta de oxígeno, esa sensación de ahogo, es la hipertensión pulmonar”. La dolencia es devastadora, dice, “sufres de cansancio y hechas de menos tener un cuerpo sano. De a poco te apagas y aferras a los medicamentos. No existe un protocolo que te diga que todo va a estar bien”.
Sabemos que la dolencia es una enfermedad rara que no tiene cura y, a corto o largo plazo, mata; que afecta a las arterias pulmonares y evita que la sangre pase al pulmón. Sabemos que quienes tienen coágulos sanguíneos en este órgano son propensos a desarrollarla. Pero ¿qué otros factores predisponen su aparición?
Muchos. Quienes tienen esclerosis sistémica, lupus, VIH o cáncer, por ejemplo, son propensos a tenerla. La dolencia es multifactorial. De hecho, hay estudios que confirman que tomar pastillas para adelgazar te hace más vulnerable a tener palpitaciones, ataques, presión sanguínea elevada y, por ende, hipertensión pulmonar (HP).
¿Y se relaciona con la edad?
No, lastimosamente afecta también a los niños. La condición no distingue raza, ni clase social.
¿Cuál es la realidad en Guayaquil? Los pacientes afirman que faltan especialistas…
Es cierto. En los hospitales públicos, por ejemplo, no hay médicos especializados en la condición. La desconocen y, por falta de información, la diagnostican Necesitamos que las carencias que ahora existen se vayan eliminando. Hace falta trabajar de forma integral. mal. La mayoría se fía del síntoma principal que es la falta de aire y a consecuencia de ello les ofrecen tratamientos para tratar el asma, la bronquitis o los ataques de pánico.
¿Cuál es la situación en los establecimientos privados?
Un poco más alentadora. Los médicos, en su mayoría, la diagnostican con certeza. Sin embargo, por los costos que implica padecerla, los pacientes la siguen en el Seguro Social. Y ahí es cuando empiezan las trabas, puesto que ante la falta de datos los médicos no saben qué medicamentos otorgar.
Es allí entonces cuando se hacen visibles las complicaciones...
En efecto, puesto que los ahogos, fuertes dolores de pecho y cansancio son cada vez más frecuentes. Y ante la falta de tratamiento u oportuna valoración, la esperanza de vida del enfermo se reduce a dos años. Todo esto mientras ellos se aferran a la lucha, en medio de carencias que deben ser eliminadas.
¿Qué pasa con los fármacos?
En el mercado no están todos. Según el caso, los pacientes deben administrarse alrededor de 16. En Ecuador hay apenas dos. Aun así, obtenerlos es difícil, son realmente costosos y no hay estudios que determinen quiénes realmente los necesitan. Al parecer, quienes dirigen los programas de Salud para Todos desconocen lo catastrófica que la condición puede ser.
¿Se han hecho investigaciones respecto al tema en el país?
Pocas. De allí que no tenemos ni estadísticas. Lo poco que se sabe es que afecta a 2 millones de personas en el mundo.
Entiendo que el equipo de trabajo que el Luis Vernaza ha formado pretende fortalecer este campo.
Exacto. Con nuestro equipo pretendemos generar datos e información, y paralelamente mejorar los procesos de diagnóstico. Apuntamos a ofrecer valoraciones tempranas. Tenemos varias metodologías en mente para lograrlo. Y todas, en su momento, las socializaremos con los especialistas de los hospitales (privados y públicos) del país, si lo permiten.
¿Los trasplantes pueden aliviar el problema?
Posiblemente. En otros países los pacientes se han terminado sometiendo a un trasplante de pulmón o corazón, pero la incertidumbre nunca desaparece porque no hay cura. Eso está en veremos. Desde aquí también lo vamos a analizar.