Seguridad para los “ex”
Don Clemente Yerovi Indaburu, que fue primer mandatario de nuestro país por algunos meses, una vez concluida la dictadura militar que presidió Castro Jijón, se caracterizó e hizo algo de historia por dos actitudes que mostraron lo mejor de su bonachona personalidad. En primer lugar, se negó a seguir en el poder cuando se lo pidieron -en vista de su positiva gestión presidencial en tan poco tiempo- importantes sectores representativos del país. Y también se lo recuerda porque durante su ejercicio presidencial no le gustaba andar rodeado ni de edecanes, peor de guardaespaldas, ante la seguridad de que su persona no corría peligro alguno por ser como era y por contar con la estimación que se había ganado de todos.
Se dice que también Galo Plaza, que nos gobernó entre 1948 y 1952, no era muy afecto a actuar públicamente resguardado por personal militar o civil.
Ante esta memoria de dos importantes personajes de nuestra historia del siglo XX, ha sorprendido a muchos el que desde Carondelet se haya enviado a la Asamblea Nacional, que nunca ha rechazado lo que llega desde el Ejecutivo, un proyecto de ley mediante el cual se crea un sistema de protección, con una suerte de guardia pretoriana “civilizada”, es decir, sin policías ni militares, para los exmandatarios, lo que también “favorecerá” a los que ejercieron la Vicepresidencia de la República. Y se supone que este equipo protector o de vigilancia deberá actuar no solamente dentro del país sino también fuera de él, en caso de que el “protegido” decida re- sidir en cualquier país de Europa, Asia, África, Oceanía o de otra nación de nuestro mismo continente americano.
Sorprende, además, esta preocupación por quienes tras haber ejercido el mando supremo no solo reciban una pensión mensual hasta que “entreguen las herramientas”, sino que también sean acompañados por guardias especiales a quienes hay que pagarles sueldos, viáticos, horas extras y alimentación. Todo ello cuando estamos viviendo las épocas de las “vacas flacas” y lo que debe preocuparnos es ejercer la virtud del ahorro y no el dispendio económico en gastos que antes no se acostumbraban.
¿Por qué no acordarse ahora de don Clemente y del exsecretario de la OEA?
...además, esta preocupación por quienes han ejercido el mando supremo no solo reciban una pensión mensual..., sino que también sean acompañados por guardias especiales...’.