A la desocupación
Durante el fragor electoral se ofrecía paz, respeto, libertad de expresión, opciones de promoción al desarrollo, creación de empleos, etc.; sin embargo, llama la atención que funcionarios de la Asamblea actúen en contra de la oferta gubernamental. Incomprensiblemente, el Código Orgánico de la Salud, a punto de ser promulgado, está plagado de absurdos que no se compadecen con la naturaleza y aplicabilidad de tal documento, llamando mucho la atención de que el mismo no haya sido masivamente socializado en forma cosmopolita, para conocimiento de la sociedad en general, con el propósito de que puedan receptarse observaciones plenamente justificadas, las cuales por elemental sentido común deberían ser incorporadas.
El artículo 245 prohíbe la entrega de estímulos y la visita médica, lo cual constituye una agresión en contra de quienes desempeñan una labor estrechamente vinculada con el quehacer profesional galénico.
El/la visitador/a a médicos es un/a profesional que lleva periódicamente información al médico sobre determinados produc- tos, sean conocidos o innovadores, entregando material bibliográfico y las denominadas muestras médicas, que careciendo de valor comercial son utilizadas por el facultativo para comprobar su bondad terapéutica y en determinadas ocasiones ayudar a ciertos pacientes.
Este código de marras lanzará a la desocupación a un número aproximado de 10.640 personas que constituyen el grupo de visitadores a médicos que laboran a nivel país en las distribuidoras y fabricantes de productos farmacéuticos, ocasionando un verdadero cataclismo social de gravísimas consecuencias. Quienes gobiernan el país tienen el poder necesario para intervenir ante la Asamblea e impedir que este código absurdo, antitécnico y sobre todo inhumano, pueda convertirse en un documento público, mediante el cual se victime a ecuatorianos que lo único que aspiran es a tener un trabajo y a recibir una adecuada remuneración para satisfacer sus necesidades familiares.
¿Será acaso que algún/a asambleísta es descendiente de Idi Amin o Ilse Koch? ¡Seguro que sí!
Y sigo andando…