China y la estrategia industrial
Mientras el mundo ansiosamente busca señales sobre la siguiente acción del presidente estadounidense Donald Trump con respecto a China, los líderes chinos siguen concentrados en la próxima etapa de la actual transformación económica de su país. El proceso de industrialización de China ha combinado la inversión dirigida por las ganancias, la política industrial activa y la disciplina exportadora. Pero ese enfoque tiene sus limitaciones: numerosos países en desarrollo que han intentado ascender a la misma escala de desarrollo, para quedar atrapados en los peldaños medios o incluso retroceder, a causa de lo que el economista de la Universidad de Harvard, Dani Rodrik, ha llamado “la desindustrialización prematura”. China espera evitar correr esa suerte con la ayuda de “China Manufacturing 2025” (CM2025), una hoja de ruta lanzada por el primer ministro Li Keqiang en 2015 para guiar la modernización industrial del país. Esta estrategia se centra en el desarrollo de los sectores manufactureros avanzados y considera la forma cómo los servicios a los productores, la fabricación orientada a los servicios y las tecnologías verdes pueden complementar dicho proceso. Se proporcionará financiación y políticas para estimular los avances tecnológicos en diez áreas clave. Muchos países en desarrollo están elaborando sus propias estrategias de mejora y diversificación industrial y algunas economías desarrolladas, incluida la de Estados Unidos, están tratando de reactivar sus bases de ma- nufactura. Hasta el 2035, China espera que su economía esté totalmente industrializada. Uno de los componentes de CM2025, la orientación de la política financiera, es uno de sus más innovadores. La estrategia requiere la creación de nuevos canales de financiamiento y de manera paralela impartir instrucciones a las instituciones financieras de desarrollo de China para que aumenten su apoyo a objetivos específicos. El Banco de Exportación e Importación de China deberá fortalecer los servicios para que las empresas manufactureras inviertan en el exterior, y el Banco de Desarrollo de China (CDB) deberá aumentar los préstamos a las empresas manufactureras para “orientar” el financiamiento proveniente de otras instituciones. China espera conducir el progreso hacia sus objetivos de modernización y reforma con la creación de un conjunto de vehículos de financiación diseñados para propósitos específicos: los fondos guiados por el gobierno (FGG). Si China tiene éxito, habrá sentado las bases institucionales para nuevas fuentes de crecimiento. Y, a medida que los beneficios de la innovación se difundan a lo largo y ancho de toda la economía, se acercará a su objetivo: convertirse en un país de altos ingresos. Los experimentos que lleva a cabo China con políticas industriales y financieras pueden llegar a proporcionar a las economías emergentes información valiosa.
Y como han señalado Brad DeLong y Stephen S. Cohen: EE. UU. debe actuar ahora para resucitar su pragmática tradición de políticas industriales, hacer que las finanzas nuevamente entren en funcionamiento para favorecer a la economía real e invertir en nuevas actividades que revitalicen a una clase media que atraviesa por dificultades.
Hasta el 2035, China espera que su economía esté totalmente industrializada. Uno de los componentes de CM2025, la orientación de la política financiera, es uno de sus más innovadores’.