Diario Expreso

“Se perdió un valioso tiempo”

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parición, tanto la madre como la abuela y el tío salieron a buscar a la pequeña. Tras una infructuos­a búsqueda decidieron regresar a casa donde había quedado el padrastro, con dolor de estómago. En el camino, la abuela decidió hacer un alto para adquirir el papel higiénico y los cigarrillo­s que le mandó a comprar a su nieta. Las supuestas máculas eran de un animal.

Si bien los vecinos de la 5 de Diciembre observaron con cautela la libertad y el cambio de casa de la familia de Disleidy, quedó en ellos la gran incógnita de saber ¿quién mató a la niña?

“El asesino anda suelto y quién será”, se preguntó doña Bertha. Desde entonces, lo único que pudo hacer es tener mayor cuidado con sus nietos. “Ya no los dejo salir en las noches”.

Igual precaución tomó Anabel Canales con sus hijos. Ella vive a pocos metros del árbol de mangos que impidió observar con claridad el destino final que tuvo la pequeña.

Recuerda que, cuando la policía revisó el vídeo de la cámara

Para el abogado Gabriel Jácome Espín, defensor de los familiares de la niña, las autoridade­s perdieron un “tiempo muy valioso” para investigar y dar con el responsabl­e del execrable delito.

“Se pidió que se realice una investigac­ión profunda. Las pruebas de ADN salieron negativas, las supuestas máculas eran de un perro y de la madre de la menor...”, señala al referirse a los elementos que supuestame­nte señalaban a sus clientes.

Jácome lamenta que una ‘ignorancia’ por parte de la abuela, de enviar a esa hora a comprar a una menor, la llevara a ese destino. de seguridad pública que existe en el sector, se observó que la niña efectivame­nte compró en la tienda de la esquina y luego retomó el camino a casa. Sin embargo, la copa del árbol impidió ver quién la interceptó en segundos, por aquella polvorient­a calle de ida y vuelta, con un tránsito encendido en el día

Aunque no conoció de alguna amenaza a sus clientes, por las caracterís­ti- y medio apagado en la noche.

Alrededor de las seis y media de la mañana de ese 2 de octubre, Disleidy apareció pero en un saco. Su cuerpo estaba bañado. Según la autopsia, la menor fue violada reiteradam­ente y murió por asfixia. Tras eso, el árbol de mango fue podado.

La investigac­ión ha estado cas del crimen, cree que el hecho pudo ser producto de una supuesta venganza o retaliació­n. “Desde mi punto de vista esto fue muy calculado, no fue improvisad­o”, dice.

Seis meses después de salir absueltos del crimen, el tío de la menor (uno de los procesados) fue asesinado. en manos de tres fiscales de Violencia de Género de Guayaquil. El fiscal Rómulo Sevilla tiene los 17 cuerpos del expediente sobre su escritorio, a la espera de alguna pista que pueda encontrar el agente de la Dinased a cargo de las indagacion­es, que conduzcan al posible autor del crimen.

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PAMELA VERA / EXPRESO Lugar. La desaparici­ón de Disleidy se produjo en segundos, bajo la copa de un árbol de mangos (i) y a unas siete casas de donde vivía con su familia.
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Defensor. El abogado Gabriel Jácome Espín.

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