LUIS EDUARDO VIVANCO “Las redes son el último rincón libre”
Desenfado democrático. El editor general de La Hora y director del Castigo Divino podría convertirse en el primer periodista procesado por un tuit. La audiencia será hoy, a las 09:00, en Quito.
¿Qué espera de la Fiscalía?
Espero que hoy la fiscal cumpla el trámite obligatorio y escuche mi versión. Y tras eso se dé cuenta del absurdo, que el caso no tiene ni pies ni cabeza, que no hay argumento jurídico alguno para procesar a una persona en redes sociales.
¿Qué ha pedido el Ministerio del Interior en este caso?
Interior dice que mis opiniones en redes sociales constituyen una afectación al Estado y el trabajo del Gobierno en la lu- cha contra la corrupción y el narcotráfico. Pero no establece el supuesto delito en el que habría incurrido. Así que ni siquiera el Ministerio del Interior sabe cuál es el supuesto delito. Esto es: sentirse aludidos y usar a la Fiscalía.
¿Cree usted que pasó la raya?
Creo que es un amedrentamiento al periodismo, la libertad de expresión y la opinión en redes. Ya vimos ayer que algunos funcionarios le sugerían al presidente electo regular las redes sociales.
Vamos para allá: ¿A qué responde esa súplica de altas esferas verde flex por la regulación?
Se han dado cuenta que es el último eslabón que les falta para el control absoluto de la libertad de expresión de los ciudada- nos. Es un rechazo a esa libertad común en la franquicia del siglo XXI. Este es el último rincón libre que le falta en la lista al correísmo saliente. Porque el entrante caracterizó su campaña en el respeto a la opinión ajena. Por eso es contradictorio.
Pero en el nuevo Gobierno, el vicepresidente Jorge Glas es uno de los voceros de esta propuesta de regulación.
Sí. Habrá que ver qué fuerza prima, si la que fue la principal bandera de la campaña: tolerancia, bajar la confrontación y respetar al distinto; o si prima lo otro: más regulación, más control, más persecución.
¿No encuentra ningún argumento válido para regular las redes? ¿Son incontrolables?
Hay motivos. Nosotros los pe- riodistas somos víctimas diarias de esos ataques también, incluso con la sospecha de que esos comentarios vienen desde el propio gobierno con el famoso ‘Trollcenter’. Pero soy cauteloso con proponer regulaciones que no sean las existentes en las normas civiles, tradicionales en los sistemas democráticos de Occidente. Solo la idea de más regulación de la existente ya asusta.
¿Las voces críticas siempre reciben, por usar sus términos, un castigo divino?
Efectivamente. Este es un castigo divino contra la opinión crítica, que trata de silenciar y amedrentar a quienes usamos el periodismo y el humor como mecanismos de debate público y denuncia.