Reto tres: austeridad
Amás de generar confianza y de incluir a los excluidos, se aspira ver muestras claras de austeridad fiscal, pues nadie quiere ser la versión occidental de Venezuela. Mi abuela, quien nos acompañó lúcida 99 años, insistía a diario: “...que no te abandone doña austeridad; ahorra hijita”, decía.
Si el déficit fiscal es de 4 mil millones de dólares o más, los que saben dicen que no es sostenible y que se deben ver muestras claras de reducción. Hasta los más modestos en análisis económicos sabemos que ir a fuentes internacionales por más endeudamiento no es prudente, a no ser que también exista un plan de austeridad y ese plan venga de la mano de ajustes económicos que nos dolerán en el bolsillo de todos y que con gusto asumiremos para conservar la dolarización.
¿Qué más queremos ver en el nuevo gobierno? Un esfuerzo en atraer inversiones. Para ello le tocará al presidente desmantelar el esquema paralizador que hoy aleja a esas fuentes. Por el lado petrolero, dicen que somos los menos competitivos en la producción petrolera. Cambios inmedia- tos serían esperables.
En cuanto al sector exportador, nadie más que quien está en esos zapatos sabe dónde le aprieta la horma. Debería el presidente liderar una serie de reuniones sectoriales con los actores más importantes de cada cadena de valor y basados en los planes de mejora competitiva que ya existen, ajustar las hojas de ruta para que incrementen sus exportaciones.
La agroindustria y el plan de vivienda son mandatorios para mantener el empleo de las familias ecuatorianas. Urgen también reuniones con los actores de esos
En cuanto al sector exportador, nadie más que quien está en esos zapatos sabe dónde le aprieta la horma’.