La banda presidencial

Por allí andan diciendo que el decreto que dictó Correa el 2 de febrero del 2007, para que la banda presidencial sea hereditaria tuvo que ser derogado por su propio autor el 12 de febrero pasado, debido a que no ganó el Guillo Lasso en las elecciones, cuya talla es cercana a la de Rafico. Y es que Lenín resultó demasiado pequeño (como Eloy Alfaro) y le puede quedar “nadando”, lo que se dice. Por eso fue que decidió Rafico hacer de la suya un objeto de museo y no llevársela a Bruselas, y pueda entonces ser admirada du- rante un largo futuro en Carondelet, junto a los “regalos”. Este desprendimiento para unos habla bien del donante, pero los enemigos que nunca faltan, de la partidocracia, del neoliberalismo o de la prensa corrupta, dicen que es parte de una estrategia para que no lo olviden, sobre todo si quiere volver al poder después de cuatro años.

La pregunta del millón inquiere si en caso de ser elegido el año 21 retirará la banda expuesta para calzársela otra vez sobre su pecho o se mandará a confeccionar una nueva, a lo mejor más visto- sa, para destacar que ha sido el presidente con una duración récord en la historia republicana del Ecuador.

Así las cosas, el mandatario que ahora nos gobierna habrá tenido que mandarse a hacer una banda presidencial a su medida, con la intención de conservarla para siempre, luego de que le toque acabar su período, si es que no existe presión alguna para que también la done al museo en que se ha convertido el viejo palacio (cuyos fantasmas ahuyentaron a Abdalá durante su no muy largo mandato), ubicado frente a la Pla-

Así las cosas, el mandatario que ahora nos gobierna habrá tenido que mandarse a hacer una banda presidencial a su medida, con la intención de conservarla...’.