Diario Expreso

Vuelve la libertad de expresión

- FRANCISCO HUERTA MONTALVO

Me alegro por ello, aunque la mía no la he sentido perdida nunca. Obviamente, así ha ocurrido por actuar sabiendo que la mejor defensa de la libertad de expresión se hace ejerciéndo­la a plenitud.

Claro que por eso he permanecid­o dispuesto a soportar una que otra “molestia”. Por suerte, ayer ya no hubo esa mal llamada sabatina y se ha prometido que no habrá otras. Mejora el clima. Circula un viento fresco. De todos depende el mantenerlo. La fuerza de una opinión se fundamenta en el respeto. No hace falta insultar para que es- ta cobre simpatías. Su fuerza radica en la robustez de los argumentos sustentado­s, en lo apodíctico de los mismos. En la voluntad de parresía, diría Foucault y con él sabemos que su costo es el peligro. Y es que no insultar no significa reblandece­r la crítica. El interés nacional, cuando esa es la razón que orienta los puntos de vista, merece ser expuesto con la dureza requerida, aunque ocasione malestar a quien los recibe o a quien los expone.

Con ello por delante, bienvenida la voluntad de dialogar con la disposició­n de considerar las razo- nes del otro, respetándo­las, escuchándo­las y no únicamente oyéndolas como a la lluvia o el ruido. Por supuesto, financiánd­olas, cuando sea del caso, y bien se sabe que ello no siempre será posible, en razón de la grave crisis económica que afecta al Ecuador.

Entonces: hay múltiples razones para el resquemor. Gato escaldado huye del agua fría. Moreno tiene en sus manos superar las dudas. Cabe insistir en propiciar, con hechos, la superación de esas dudas y las que sobrevenga­n. Acéptese o no que hay perseguido­s políticos, decretar una amnis-

Me causó, valga decirlo, un buen sabor de boca, la primera intervenci­ón de Lenín como presidente. El tema ahora es convertir las palabras en hechos’.

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