Persecución en Venezuela
Frente a los lugares comunes que hicieron de Venezuela en el pasado -un lejano pasado-, tierra exclusiva de bellezas mundiales y de ciudadanos capaces de adquirir por docenas mercancías en los “malls” de Miami, la filosofía y la literatura han tenido, entre otros saberes, un extraordinario desarrollo en ese país. Como muestra, joyas de libros de la biblioteca de la colección Ayacucho, textos publicados por el editorial Monte Ávila de Caracas y con respecto a la filosofía, la extraordinaria Revista Venezolana de Filosofía, de la Universidad Simón Bolívar, cuyos números publicados fueron un verdadero aporte al pensamiento sistemático y riguroso de ese saber.
Filósofos como Ernesto Mayz Vallenilla, Alberto Rosa- les, Manuel Granell, Alejandro Rossi. Los premios Rómulo Gallegos marcaron etapas diferentes en la literatura latinoamericana: más que una consagración fueron una advertencia sobre el tiempo presente, como se pudo apreciar en los discursos del joven Vargas Llosa, premiado por La Casa Verde, hasta el crítico de Roberto Bolaño, a propósito de Los detectives salvajes.
Nada más incompatible que la filosofía y la literatura con las dictaduras. La libertad exige no convertir ni convertirse en caricatura. La actual dictadura golpea a todos los ciudadanos. También a los universitarios y a los filósofos. Es el caso, uno de tantos, pero que hay que rescatar en su singularidad, del profesor Jorge Machado, de la Universi- dad Central de Venezuela, especialista en filosofía moderna (Descartes, Leibniz, Spinoza), detenido en la forma de secuestro, el pasado 19 de mayo en Caracas, cuando salía de su oficina de director de formación del partido Voluntad Popular. En el mejor estilo de los años sombríos de la ex URSS, el profesor Machado ha sido acusado de “formar terroristas”…
Filósofos y asociaciones de filósofos de toda América Latina están pidiendo la liberación del profesor Jorge Machado, responsable solo de asumir en su tiempo y en su país, la herencia de libertad de la filosofía moderna en la “oscura fiesta del odio” en que se ha convertido Venezuela (Leonardo Padrón).
Nada más incompatible que la filosofía y la literatura con las dictaduras’.