El inseminador global y sus 100 hijos
Los supuestos vástagos del doctor Jan Karbaat iniciaron acciones legales
No se preocupe; ahora mismo traigo semen fresco´”, decía Jan Karbaat, el médico de Róterdam famoso porque se dedicó en secreto a inseminar a decenas de mujeres que acudían a su clínica de fertilidad con su propio esperma, a las clientas que no conseguían quedarse embarazadas. “Mi madre me dijo que hubo dos intentos fallidos de fertilización. El tercero acertó y supongo que fue con su semen, porque él sabía que era muy fértil.
En privado, acabó teniendo 22 hijos reconocidos de cuatro o cinco parejas”, dice Moniek Wassenaar, de 36 años, psiquiatra de profesión y una de los posibles descendientes del doctor Karbaat. Las futuras madres no preguntaron nada. Confiaron en las prácticas de un doctor reputado, con clínica propia y buenos resultados.
Los supuestos hijos de Karbaat pueden superar el centenar y quieren respuestas legales. Un grupo de 25 espera que los jueces fallen a su favor en junio, y autoricen una prueba de ADN con muestras del médico para salir de dudas. Aunque sea a título póstumo, porque falleció el mes pasado a los 89 años.
Moniek forma parte de los 25 y es una de las pocas que lo conoció. “Cuando nos vimos y le hablé de su falta de ética, trató de explicar que estaba bien porque las mujeres querían el semen de un hombre con estudios superiores”, asegura, en conversación telefónica.
¿Cómo pudo ocurrir sin que la inspección sanitaria se diera cuenta, cuando la clínica, abierta en 1980, solo cerró en 2009? La pregunta es elemental, y la respuesta, desoladora. La administración interna era irregular y desordenada, “pero eran muy buenos en ocultarlo, entre otras cosas, porque su actual viuda era la codirectora”, dice Moniek. Mientras las donaciones fueron anónimas, no pasó nada. En 2004, las leyes cambiaron y todos los adolescentes de 16 años podían pedir el pasaporte del donante en el centro que atendió a sus madres. “Una mujer no pudo encontrar al padre biológico de su hija”, y ahí entró a fondo la inspección. Pero después siguió haciendo lo mismo por su cuenta”, asegura la psiquiatra.