Treinta días
Treinta días apenas. Para algunos, suficiente tiempo para que se tomen decisiones que den señales de paz y diálogo con el fin de garantizar que no habrá impunidad para la corrupción, que se luchará por una estabilidad económica y, que la libertad de expresión no será coartada por tribunales a la orden del Ejecutivo.
Sobre la corrupción, el paseo que hizo Jorge Glas en la Asamblea generó desazón y mostró el rol de los asambleístas de AP. Por eso la desesperanza en obtener sanción para los actos de corrupción va enraizándose. El juicio será “reservado”. No hay norma que tape la vergüenza pública pues, esconder el proceso significa arrancharnos el derecho que tenemos a saber quiénes, cómo, por qué y para qué manejaron nuestro dinero. Se están tapando los ojos de la misma manera que se la tapan frente al nivel de vida económico de cierta gente de AP, nivel burda y ordinariamente exhibido. ¿Alguien los ha investigado? ¿El excontralor Pólit?
¿Qué se ha destacado en estos treinta días? Tenemos un presidente que no insulta y luce con otro estilo de diálogo. Pero, ¿qué hace ante las denuncias de corrupción? ¿Estará haciendo lo mismo que Correa, es decir, no oír, para que llegado el día que le convenga exigir sumisión total y de no conseguirla, empezar la persecución bajo la bandera “luchamos contra la corrupción sea quien sea”? Nada nos lo confirma, ni nada nos lo niega.
La ley de Comunicación sigue vigente; Carlos Ochoa, exfuncionario de Lucio Gutiérrez y servidor de Correa, sigue en el cargo. La Corte Constitucional sigue conformada por las mentes que coincidieron con el gobierno anterior. Designar a Alexis Mera ante la OEA ha sido un acto de continuismo, perpetuar una ofensa a la dignidad humana y premiar a un insultador de mujeres trabajando por la justicia.
“Harry Potter y sus 20 años” iba a ser el tema de la columna, iba a reflexionar con ustedes sobre cómo Voldemort condujo sus fuerzas para reconquistar el castillo, pero lo dejaremos para después.