El ocaso anunciado de Phil Jackson
El divorcio, aunque “de mutuo acuerdo”, ya es una realidad. El despido de Phil Jackson como presidente de operaciones de los Knicks era esperado, desde que comenzó su primera experiencia de directivo después de haberse retirado de una carrera exitosa de entrenador, que ahora también queda más que cuestionada.
El desenlace se precipitó después de que el legendario exentrenador, de 71 años, intentara traspasar a Carmelo Anthony y a Kristaps Porzingis.
La decisión fue tomada por James Dolan, el propietario de la franquicia, el mismo que apostó por la incorporación de Jackson en un intento de enderezar el rumbo de un equipo envuelto siempre por las polémicas y perjudicado por las malas decisiones desde los despachos. Jackson no acertó en los traspasos y mucho menos en los fichajes, dejando una plantilla sin ninguna estrella que destacar.
Su balance ha sido nefasto: 80 victorias y 166 derrotas cosechó un equipo que ha seguido la tradición y ha dado más de qué hablar por los escándalos que por sus actuaciones.
Los críticos a Phil Jackson, que fue elevado a la categoría de ‘maestro’ como entrenador por haber ganado 11 títulos de liga, siempre cuestionaron su verdadera valía, basados en que los consiguió con equipos a los que no reconstruyó sino que tenían a jugadores legendarios como Michael Jordan, Shaquille O’Neal y Kobe Bryant.
Él no desarrolló a ningún jugador como hizo Pat Riley y Gregg Popovich y en la actualidad Steve Kerr. Todo lo contrario, ni tan siquiera tiene formada escuela con los discípulos que estuvieron de asistentes bajo su etapa de entrenador ganador. Se esperaba que los críticos dejasen de tener razón cuando Jackson, tras dejar a los Lakers, aceptó el cargo de di- rectivo con los Knicks, el 18 de marzo del 2014.
Llegaba con el aura de un salvador que sanaría todos los males de una franquicia que no ganaba un anillo desde 1973, pero tres años después el supuesto genio que iba a mostrar toda su clase y talento deja la franquicia peor de lo que la encontró, a pesar de haber tenido un presupuesto multimillonario, del que él se llevó una gran parte.
Jackson fue de error en error desde el primer día que comenzó su gestión al mantener en la plantilla al alero Carmelo Anthony, al que le dio cinco temporadas más, 124 millones de dólares y una cláusula en la que vetaba también la opción de que fuese traspasado sin su consentimiento.
Pero lo más grave es que nadie quería jugar más con el caduco y desfasado ataque de triángulo, que funcionó no por su validez sino porque Jordan, Scottie Pippen, O’Neal y Bryant eran muy superiores al resto de los jugadores de la NBA. Jackson se obstinó con un sistema que le permitió ganar 11 anillos como entrenador (es el que más tiene en la historia de la NBA), pero quedó estancado en el tiempo con una filosofía predecible y dictada por los dobles.
El entrenador que ganó 11 anillos y que venía cumpliendo las funciones de presidente de operaciones de los Knicks fue despedido