Diario Expreso

¿Dónde se ha ido toda el agua?

- Project Syndicate

Vivimos en un planeta seco. Los agricultor­es cultivan tierras de pastos áridos y los políticos se preocupan por embalses vacíos, ríos secos y ciudades sedientas. Los acuíferos subterráne­os, que equivalen al estanque de reserva de agua del mundo, también se están secando. Si esto continúa, las consecuenc­ias podrían ser desastrosa­s, especialme­nte para Asia, sometida a estrés hídrico y en rápido crecimient­o. Los acuíferos subterráne­os son depósitos de agua ubicada bajo el subsuelo, en roca permeable, suelo o arena. Contienen aproximada­mente 100 veces la cantidad de agua superficia­l, en arroyos, lagos, ríos y humedales. En el centro de África, América del Sur o en algunas partes de Europa, probableme­nte se esté a pocos cientos de metros por encima de uno. Los recursos hídricos superficia­les, como agua de mar desaliniza­da o aguas residuales recicladas, no cerrarán la brecha mundial -que se prevé llegue al 40 % en 2030entre la oferta y la demanda de agua. Así, los acuíferos subterráne­os son cada vez más explotados para agricultur­a, generación de energía y uso diario en ciudades de rápido crecimient­o. En Asia los pozos se están haciendo más profundos y las capas freáticas están bajando sus niveles. A nivel mundial, se necesitará un 60 % más de alimentos para 2050, con la agricultur­a empleando reservas cada vez más escasas de agua dulce. El cambio climático exacerbará aún más esas condicione­s. Además el exceso de bombeo de aguas subterráne­as ya está conduciend­o al socavamien­to del suelo, hacien- do que algunas ciudades asiáticas se hundan. Para 2030, hasta el 80 % del norte de Yakarta podría estar por debajo del nivel del mar. Partes de Pekín se están hundiendo varios centímetro­s por año, según estimacion­es. Y los acuíferos empobrecid­os cerca de las costas son propensos a la contaminac­ión del agua salada, lo que convierte en estéril la tierra. Algunos acuíferos están contaminad­os con arsénico, lo que puede ocurrir naturalmen­te bajo tierra. Nature Geoscience estima que más del 60 % de las aguas subterráne­as del acuífero del Indo-Ganges están contaminad­as con arsénico o sal. El primer paso para remediar esta situación es establecer con precisión cuánta agua subterráne­a queda y cómo se está utilizando. El satélite de Experiment­ación Climática y Recuperaci­ón de Gravedad de la NASA proporcion­a informació­n sobre los cambios en la gravedad de la Tierra debido a volúmenes de agua fluctuante­s. Y mediante la aplicación de la tecnología de teledetecc­ión a las cuencas fluviales podemos determinar cuánta agua superficia­l hay disponible y quién la está consumiend­o. Otro paso importante es mejorar los precios de las aguas subterráne­as. Son medidas difíciles de implementa­r políticame­nte. La clave del éxito será ayudar a los países a diseñar las políticas correctas y a crear marcos legales para establecer­las y hacerlas cumplir. También se podría intentar recuperar los acuíferos. Un programa piloto en el estado de Uttar Pradesh de India recoge inundacion­es en estanques de almacenami­ento, a partir de los cuales el agua se filtra a las capas freáticas. El paso final sería mejorar la gestión de las aguas superficia­les, reduciendo la tentación de recurrir a las aguas subterráne­as en primer lugar. Alrededor del 80 % de las aguas residuales son devueltas sin tratamient­o a los ríos, contaminán­dolos. Tomar medidas más enérgicas para detener esto sería mucho más sencillo que conservar las aguas subterráne­as. Los acuíferos subterráne­os deben ser el último recurso. Si hoy no los protegemos, las generacion­es futuras pagarán un precio profundo, o incluso uno existencia­l.

A nivel mundial, se necesitará un 60% más de alimentos para 2050, con la agricultur­a empleando unas reservas cada vez más escasas de agua dulce’.

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