Cambio de modelo
Tener esperanzas es un imperativo de vida. El papa Francisco en su visita recordó el proverbio cristiano “lo mejor está por venir”. Sin motivaciones lo que existe es desgano, desinterés, modorra. El anterior gobierno implementó un modelo absolutista de ejercicio del poder, controlando las otras funciones del Estado (Legislativa, Judicial, Control, Electoral); limitó a instituciones autónomas como gobiernos seccionales, universidades; redujo a las Fuerzas Armadas a ser obedientes sin chistar; el IESS y el Banco Central se convirtieron en “caja chica” del Gobierno. Mantuvo una persistente campaña contra los medios de comunicación para evitar información que le fuera desfavorable.
El proyecto político reivindicaba la defensa de un Estado soberano, opuesto al imperialismo estadounidense, comprometido con la unidad latinoamericana (le obsequió un costoso edificio a Unasur). Se promovía atacar la pobreza, apoyar la inclusión social y se impulsó una vistosa obra pública, sabiendo que rinde réditos electorales. Ese modelo de gestión apoyado en un movimiento político bu- rocratizado, favoreció a sus partidarios y los protege ante denuncias de corrupción.
El actual presidente tiene un estilo diferente, no confrontador. Aquello crea un ambiente menos tenso y reactivo que el existente con el anterior gobierno. Los diálogos son un buen comienzo y se espera el logro de consensos mínimos en función de intereses nacionales. La aspiración de la mayoría de ciudadanos que no votó por él es un cambio en el modelo de gestión, una real restauración democrática, comenzando por desmontar la represión sancionadora
Los diálogos son un buen comienzo y se espera el logro de consensos mínimos en función de intereses nacionales. La aspiración de la mayoría de ciudadanos que no votó por él...’.