Aglomeración de pasajeros en algunos paraderos de buses urbanos

mediodía. Cualquier día laborable. Avenida Carlos Julio Arosemena, a la altura del colegio 28 de Mayo. Quien por alguna circunstancia pase por allí alrededor de esa hora, observará lo incómodo y hasta denigrante que es para los usuarios de la Metrovía entrar o salir de los buses y el paradero.

El andén luce atestado de público, en su mayoría estudiantes de los horarios matutino y vespertino que confluyen en el sitio porque unos terminan sus clases y otros las empiezan.

Los que quieren entrar al paradero no pueden hacerlo porque los que quieren salir de él taponan el sector de los torniquetes que, de paso, también son bloquea- dos por la gente que intenta comprar y recargar sus tarjetas en las máquinas dispensadoras que están justo junto a los torniquetes. Este caos dura al menos una hora, en la cual se dan insultos y empujones entre usuarios. Lo peor de todo es que existe el riesgo de que en cualquier momento algún chico sea empujado fuera del andén y lo atropelle un carro. El paradero fue ampliado pero el espacio nuevo no presta servicio cuando más se lo necesita. Señor Director, tal vez ni eso sea la solución, pues el problema de estos habitáculos no es ya su longitud, sino su misma angostura.

Diana Cascante