La flota pesquera china se dispersa para evitar el control
La vigilancia naval se refuerza con un submarino y buques El ministro Carvajal y la Marina van mañana a la Asamblea
de mar continental.
Aquello vuelve cada vez más difícil la vigilancia de una flota altamente tecnificada, con barcos de entre 60 y 150 metros de eslora, que intentan burlar el control satelital cooperativo del Ecuador apagando sus dispositivos de rastreo.
“Estamos hablando de la vigilancia de entre 500 y 750 millas de mar, que es más lejos que ir de aquí de Guayaquil a Panamá, para que se tenga una idea de la distancia”, dice el almirante Darwin Jarrín, comandante de operaciones navales.
Los aviones de exploración aeromarítima siguen contabilizando los barcos y las actividades que realiza cada uno, con la finalidad de tener una idea más completa de su tamaño y su poder de depredación.
La grave afectación al ecosistema marino ha llevado a Ecuador, a través de la Cancillería, a recurrir al Organismo Regional de Ordenación Pesquera del Pacífico Sur y la Comisión Interamericana del Atún tropical, en busca de respaldo para una declaración conjunta de rechazo a su presencia depredatoria.
El país también busca apoyo en los países vecinos, Perú y Colombia, para la vigilancia de una flota que amenaza con quedarse en el Pacífico Sur.
Por esta amenaza y otras futuras es que la Armada ha reactivado el proyecto de adquisición de patrulleras oceánicas de alta permanencia en el mar.
Las compras proyectadas no son de buques de guerra, sino de patrulleras dotadas con cañones que permitan hacer uso de la fuerza coercitiva para obligar el cumplimiento de la ley.