Diario Expreso

Nuevas ropas del príncipe heredero

- Project Syndicate

En junio, Arabia Saudita, Baréin, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Libia, Maldivas y Yemen cortaron relaciones diplomátic­as y económicas con Catar. Esta crisis del Golfo terminará, pero todavía está por verse que sea en un modo favorable a su principal instigador, el príncipe heredero saudita Mohammed bin Salmán (MBS). Una solución extrema, pero improbable, sería un cambio de régimen por la vía militar, por el que el emir de Catar, jeque Tamim bin Hamad Al Thani, fuera sustituido con un miembro de la familia Al Thani más influencia­ble. Una posibilida­d más cercana es que Catar deje de ser refugio de unos pocos miembros de la Hermandad Musulmana y de Hamás, y prometa disimulada­mente poner freno a Al Jazeera, la red de televisión financiada por el Estado catarí, que transmite en toda la región. Con la segunda hipótesis, los diplomátic­os de Kuwait y Omán que median en la disputa se mostrarían como pacificado­res, y MBS como estadista. Los gobiernos occidental­es preocupado­s por el precio del petróleo y el futuro de la base aérea estadounid­ense de Al Udeid en Catar dormirían más tranquilos, al menos hasta la próxima crisis del Golfo, que tal vez no esté tan lejos si MBS sigue con sus políticas impetuosas y Catar no deja de usar su riqueza petrolera para tratar de subir de liga en la política regional. El verdadero quid de esta cuestión es que el gobierno árabe y sunita de Arabia Saudita está casi paranoica- mente convencido de que Irán (predominan­temente chiita y no árabe) está tratando de conseguir estatus de superpoten­cia en Medio Oriente, y de que Catar lo ayuda. Las sospechas de Riad no son del todo infundadas. En tanto, en la guerra civil siria, los sauditas (y los cataríes) han dado apoyo a varios grupos islamistas indeseable­s, pero todavía no consiguier­on derribar el régimen del presidente Bashar al Asad. En el equilibrio regional de poder, la alianza contra Asad patrocinad­a por Arabia Saudita (con apoyo aéreo de EE. UU.) empe- queñece en comparació­n con la que el régimen de Asad hizo con Irán y Rusia. Y MBS enfrenta desafíos mayores en casa. Como petroestad­o mundial por excelencia, hace tiempo que Arabia Saudita apacigua a su población a fuerza de subvencion­es, al tiempo que minimiza los cambios sociales para mantener la lealtad de la jerarquía clerical wahabita. Pero mientras el precio del petróleo se mantenga relativame­nte bajo, no podrá seguir con su política tradiciona­l de comprar amigos y sobornar enemigos. MBS ahora debe demostrar que tiene madurez y experienci­a para conducir. Irak y Arabia Saudita tal vez estén forjando una nueva relación mutuamente beneficios­a que serviría a la dirigencia iraquí para liberarse de la intromisió­n iraní en sus decisiones, aprovechar la influencia saudita sobre las tribus sunitas iraquíes y obtener inversione­s de Arabia Saudita para la reconstruc­ción de Mosul tras su recuperaci­ón de manos de Estado Islámico (ISIS). No está claro cuándo terminará la desastrosa operación en Yemen, o si Irán y Turquía seguirán aliviándol­e el bloqueo a Catar. Y está por verse que Catar ceda a las demandas de Arabia Saudita y los otros Estados del Golfo (especialme­nte el pedido de cerrar Al Jazeera). Nada de esto parece inminente, así que MBS tendrá que aprender a contener la impetuosid­ad de sus 31 años. Como dice un proverbio árabe, la paciencia es la clave de la felicidad.

Una posibilida­dmáscercan­aesqueCata­r deje de ser refugio de unos pocosmiemb­rosde laHermanda­d Musulmanay­de Hamás,yprometa disimulada­menteponer­freno a Al Jazeera...’.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Ecuador