Venezolanos huían de su país, pero un accidente los separó
Un grupo de extranjeros cruzaba hacia Perú, pero su bus se volcó
Escapaban de la difícil situación que viven en su país y decidieron viajar a Chiclayo, en Perú, donde tienen conocidos. Pero el drama de un grupo de 40 venezolanos se acentuó con el accidente que sufrieron la tarde del lunes en la Panamericana Sur, a la altura de Návag, provincia de Chimborazo. Unos deben permanecer en el hospital, otros siguieron ayer su rumbo.
Con un viaje contratado por $ 175 por persona salieron desde Cúcuta, con la rutina de atravesar cada frontera para sellar sus documentos y hacer trasbordo de autobús. Carla Gonzales, oriunda de Valencia, en Venezuela, cuenta que atravesaron Colombia con tres choferes y ya en Ecuador tomaron el bus en Rumichaca y debían llegar hasta Guayaquil para tomar otra unidad.
“Veníamos echando broma, luego sentí como un bajón; al parecer el bus trató de rebasar, cayó como en un hueco y se viró en la curva. Gritábamos y empezamos a salir por un lado”, recuerda. Carla se siente agradecida con los comuneros y la gente de la carretera que se detuvo a auxiliarlos.
Carla es soltera y viajaba junto a seis personas: cuatro primos y dos amigas. De su grupo que de- bía quedarse en Trujillo, tres todavía permanecen hospitalizados. “Vamos en busca de trabajo, la situación en mi país es muy complicada; carecemos de comida, salud y seguridad. Yo me gradué de técnica superior en aduanas, pero por más que trabajes y trabajes no te alcanza para lo más básico”, asevera. Por eso, con pesar dejó atrás a sus padres y hermanos.
En otro lado del albergue se encuentra Aliz Hernández, de 38 años y oriunda de Caudari. Se levanta protegida por una cobija y alienta a sus compañeros. Ella fue dada de alta, pero los puntos en su cabeza y en varias partes del cuerpo todavía duelen. “Dios te pone pruebas, pero vamos a seguir”, dice. Dejó su país, donde se desempeñaba como jefa de Recursos Humanos, para reunirse con su esposo en Trujillo (Perú).
Del otro lado del hospital de Colta, en una habitación de cuatro camas permanecen varios de los heridos.