Fiscal Salazar 4 - corrupción 0
Sencilla, perfil bajo, sin aspavientos, prepotencias ni la enfermiza vanidad de tener un PhD. Eso no va con ella. Su inteligencia y aguda capacidad investigativa y analítica están al servicio del país, la ética y la verdad. Su vida judicial se inició el 2001 como amanuense de la Fiscalía de Pichincha. Desde ahí, esta jurista y joven mujer afrodescendiente prueba que las féminas hacen bien muchas cosas.
De 36 años, hermosa, con su accionar prueba su compromiso de comenzar la profilaxis, saneamiento y combate a la corrupción que el país tanto demanda y necesita. Transparente y firme, su gestión está apegada a la verdad y a una ética individual-ciudadana y efectivamente profesional. Refrenda al funcionario fiscal del Estado que “representa los intereses de la sociedad y del Estado ante los tribunales de justicia, principalmente en las causas criminales para mantener, si lo estima procedente, frente al abogado defensor, la acusación pública contra aquellas personas a las que considera incursas en un acto delictivo o contravención punibles” (Osorio).
Tiene cuatro grandes éxitos en casos: Atardecer, Petroecuador, FIFAGate Ecuador y el actual Odebrecht, que implica al vicepresidente Glas. Esto prueba a la ciudadanía que llegó al cargo por capacidad y méritos propios, que no está al servicio de intereses privados, políticos mafiosos y de quienes creen que pueden atemorizar amenazándola por cumplir su deber. Por eso expresó que aún no ha tenido “amenazas contra la integridad o la vida... pero sí quiero denunciar la coacción psicológica, moral, de la que estoy siendo objeto, las injurias. Que si voy a tener que responder civilmente, por daños... ¿Por qué? Simplemente por informar a mi superior de lo que he encontrado. ¿Entonces, qué tenía que hacer para no salir de mi zona de confort? ¿Dejarlo ahí? Mi deber moral y como funcionaria es decir lo que se va encontrando. No puedo dejar de hacerlo para que no me descalifiquen. Si las personas sobre quienes se descubren hechos, comienzan a amenazar a funcionarios públicos, vamos a tener lo que siempre hemos tenido: un manto de impunidad”. Dios quiera que siga su trayectoria sin doblegarse ante amenazas.