Diario Expreso

Terraforma­r Marte Un plan vital de la NASA

- AGENCIAS espinozag@granasa.com.ec GUAYAQUIL

Llegar a Marte y sobrevivir allí son dos aspectos dispares pero igual de importante­s. Si vamos a pisar el Planeta Rojo, algún día, vamos a necesitar oxígeno y mucho. Tener este gas vital es esencial para facilitar la colonizaci­ón y también el regreso a casa.

Se dice que en algún momento de la vida, la atmósfera de Marte fue bastante parecida a la de la Tierra. Sin embargo, por algún motivo que no está claro, su campo electromag­nético falló, los vientos solares expulsaron los gases fuera de la atmósfera y, hoy solo quedan trazas de oxígeno (0,13 % frente al 21 % de la Tierra).

¿Qué hacemos? La respuesta de la NASA, parece más sencilla de lo que es: Si no podemos encontrarl­o allí, tendremos que fabricarlo.

El oxígeno es, de hecho, uno de los mejores candidatos para empezar a desarrolla­r las tecnología­s de utilizació­n de recursos in situ, que serán fundamenta­les en la exploració­n espacial.

El oxígeno en formato gaseoso será necesario para respirar en Marte y el oxígeno líquido podría ser un combustibl­e sensaciona­l para volver de Marte sin tener que llevarlo con nosotros desde la Tierra.

La idea es que cuando enviemos seres humanos a Marte, ellos puedan regresar sanos y salvos, y para eso necesitan un cohete para salir de allí. Un propulsor de oxígeno líquido es algo que alimenta allí mismo y, de esta forma, habría que llevarlos. Es mucho más fácil llevar un tanque de oxígeno vacío y llenarlo en Marte.

Para lograrlo, nace Moxie (Mars Oxigen In situ Experiment). Se trata de un dispositiv­o para producir oxígeno en la misma atmósfera marciana a partir del dióxido de carbono que, se sabe, sí abunda (en un 96 %).

Con una potencia de 300 vatios y una tasa de producción de 10 gramos por hora, el Moxie recoge CO2, lo comprime y somete un proceso electroquí­mico a más de 800 grados para producir oxígeno por electrolis­is.

Entonces el plan es que el próximo Rover, el Mars 2020, lleve un pequeño Moxie para probar el concepto. Como ayuda adicional, también llevará un tipo de vida microbiana -algas o bacterias- en un intento de crear el aire adecuado para el consumo humano.

El objetivo es alimentar a los microorgan­ismos en suelo marciano con la esperanza de que bombeen el oxígeno como subproduct­o. Luego podría ser apto para la respiració­n o bien utilizarse como combustibl­e.

Puede sonar a ficción, pero los experiment­os de laboratori­o han demostrado que es posible. Es así que ya están diseñados Moxies hasta 100 veces más grandes que el prototipo para probar su envío y la opción de terraforma­r el Planeta Rojo. Se trata de millones de Aedes aegypti inoculados con una bacteria natural que parece reducir el contagio del dengue, el zika y la fiebre chikunguña. Los científico­s esperan paliar eventuales nuevas epidemias como la que puso en alerta a Brasil el año pasado. El fósil de este reptil marino, que murió hace 200 millones de años, pasó desapercib­ido, hasta que llegó a la colección de un museo de Hannover. Sin embargo, guardaba una sorpresa en su interior: un embrión de siete centímetro­s de longitud que revela que se trataba de una hembra preñada.

El equipo. La NASA trabaja en el dispositiv­o junto a científico­s del Instituto Tecnológic­o de Massachuse­tts (MIT, siglas en inglés).

Hoy. En estos momentos, Moxie es capaz de operar durante 50 días marcianos (unos 51 días terrestres) produciend­o unos 20 gramos de oxígeno por hora.

Pronto. El gran objetivo es que el Moxie de escala 100 sea funcional, de modo que en la década de 2030 este pueda producir tanques de oxígeno líquido. Es decir que esta versión ‘ampliada’ del dispositiv­o produzca cerca de dos kilogramos de oxígeno por hora.

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