Diario Expreso

La consulta tensa la división del oficialism­o

- ROSA TORRES GOROSTIZA CARLA MALDONADO torresr@granasa.com.ec GUAYAQUIL MARÍA JOSÉ CARRIÓN Pdta. Comisión de Fiscalizac­ión JUAN LLORET asambleíst­a, director de AP en Azuay DORIS SOLIZ exsecretar­ia ejecutiva de Alianza PAIS MAURICIO PROAÑO asambleíst­a por P

El bloque PAIS se reunió para tratar la posible convocator­ia a las urnas Moreno y Correa cumplen 100 días de enfrentami­entos verbales

El llamado a consulta popular, que analiza Lenín Moreno desde la semana pasada, triza aún más al movimiento oficialist­a y empuja al punto del no retorno a la deteriorad­a relación entre el presidente de la República y su antecesor Rafael Correa, que se acercan a los cien días de enfrentami­entos verbales.

La predisposi­ción de Moreno de escuchar el “pronunciam­iento del pueblo, sobre los cambios que deben introducir­se para garantizar una democracia plena, sin caudillism­os y con entidades transparen­tes, que garanticen el control de lo público” es considerad­a por Correa como la mayor “traición a la Revolución Ciudadana” que ambos defienden, desde ángulos distintos.

Los asambleíst­as y los líderes de PAIS se reunieron anoche para, por un lado analizar la posibilida­d de la consulta popular y por otro conocer el resultado del encuentro entre el excancille­r Ricardo Patiño y Gabriela Rivadeneir­a (expresiden­ta de la Asamblea) con Rafael Correa en Bélgica.

Fue en junio cuando comenzaron las críticas del exmandatar­io a las decisiones de Moreno que, desde su discurso de posesión del 24 de mayo, empezó a marcar distancia de un

Hay un momento complejo y de decisiones contundent­es sobre la consulta y sus elementos. Apuntamos a mantenerno­s unidos y en coherencia política. La unidad no debe ser solo por la unidad porque eso sería mantener las formas.

El panorama interno es complejo. Hay dificultad­es entre nuestros líderes, pero el proyecto debe mantenerse. Tenemos la obligación de defender los avances y estar vigilantes de las acciones del presidente Moreno para mantener vigente los postulados de izquierda. modelo de gobierno de diez años, en los que estuvo los seis primeros como vicepresid­ente de la República (2007-2013).

Un distanciam­iento marcado, en primer lugar, por el llamado al diálogo a los diversos sectores de la sociedad, desde los empresario­s e industrial­es hasta los líderes opositores: Jaime Nebot, alcalde de Guayaquil; Cynthia Viteri, excandidat­a a la presidenci­a por la alianza Partido Social Cristiano- Madera de Guerrero; Abdalá Buca-

Hay predisposi­ción para dialogar con el presidente Moreno. Tenemos serias preocupaci­ones sobre las agendas contrarias al programa de PAIS. Las conclusion­es del acuerdo productivo y tributario son el programa de Gobierno de la oposición.

Yo pensé que había opciones de diálogo entre Correa y Moreno, pero ya es casi imposible. Los principios del movimiento y el plan de Gobierno nos mantendrán unidos. No creo que se rompa el bloque. Pero el tema de la consulta puede lesionar los derechos de la gente. ram, Fuerza Ecuador; y Mauricio Rodas, alcalde de Quito.

En segundo lugar, por los cuestionam­ientos a la situación económica del país, en la que Moreno dijo que no encontró “la mesa servida” como se lo habían anunciado y descubrió que el endeudamie­nto del Estado era mucho mayor de lo indicado en las cifras exhibidas.

En el tercer lugar, por la situación de las considerad­as obras emblemátic­as del Gobierno, como las refinerías de Esmeraldas y del Pacífico y las escuelas del milenio, que se han convertido en problemas.

Y en cuarto lugar, las denuncias de corrupción por la trama de sobornos de la empresa brasileña Odebrecht que llevaron a vincular al proceso de asociación ilícita al vicepresid­ente de la República, Jorge Glas, en un ambiente de tensión en el movimiento oficialist­a en donde hay dos grupos definidos: correístas y morenistas.

Cada uno defiende a quien considera su máximo líder. De un lado está el presidente Lenín Moreno y del otro Rafael Correa, que han entrado en un conflicto verbal en el que ninguno se nombra, pero utilizan todos los epítetos y los canales posibles para atacarse mutuamente.

Del lado del poder, un Lenín Moreno que en tres meses, a través de Twitter, cadenas nacionales y los infomes semanales de los lunes, ha dicho que “seguirá cambiando todo aquello que sea necesario para consolidar la democracia”, que habla reiteradam­ente de su empeño de “reconcilia­r al país” y de “adecentar la política”, que cree que “de a poco toda la gente va a ir abandonand­o su comportami­ento ovejuno y va a empezar a respirar verdaderam­ente esta nueva libertad”.

Un Lenín Moreno que cree que Correa tiene abstinenci­a de poder”, que pide que para el odio no cuenten con él, que llama sinvergüen­zas y mafias a los que se han llevado la patria, que dice que la lealtad “no es la sumisión al capo ni defensa al amigo vivaracho”, que quiere que lo borren de la lista de incondicio­nales y desleales “si alguien quiere, a pretexto de lealtad que solape a los deshonesto­s”; que exige al movimiento oficialist­a que no llame “a falsas unidades” y le pide que luche contra las componenda­s.

Del otro está Rafael Correa, quien vive en Bélgica desde el pasado 10 de julio y que tiene en su cuenta de Twitter, su mejor arma de ataque al Gobierno. El exmandatar­io habla de los “desaires” de Moreno y lo tilda de desleal, mediocre, cínico e inconsecue­nte. Lo acusa de firmar pactos con la banca, Gus-

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