La ley los orilló a trabajar en la noche

Piden flexibilidad por parte del Municipio, pues dicen no causar perjuicios

Una ordenanza que prohíbe la ocupación de la vía pública para ejercer actividades comerciales no reguladas sentenció hace dos años la suerte de los lavaautos informales... O al menos de la mayoría de ellos.

Un pequeño porcentaje continúa ejerciendo el oficio, amparado por la seguridad que les brinda la noche, cuando los operativos no interrumpen o impiden su labor.

En un recorrido efectuado por Diario EXPRESO, se pudo observar cómo en las calles del centro y sur los locales comerciales cierran sus puertas para ceder el protagonismo a los lavacarros nocturnos.

“Hay que trabajar. Además no le hacemos ningún mal a nadie porque a esta hora casi no pasan carros”, afirma Jorge, quien, como la mayoría de los lavaautos nocturnos, no quiso dar su apellido por temor a sanciones.

Trabajar en la noche tiene sus desventajas, explican. Para ejercer el oficio hay que mojarse y con el frío y ventarrones característicos de la temporada seca, es común sufrir resfríos y malestares.

“Es duro trabajar así en la noche, por el frío y porque siempre hay riesgo de que alguien (un conductor) no te vea y te atropelle, pero hay que buscar el sustento”, expresa Maribel.

Ella sale cada noche a partir de las 19:00, hora en la que los taxistas se paran a buscar algo de comer y aprovechan para la- var sus carros, según explica.

En una ‘buena’ jornada pueden llegar a lavarse 10 vehículos, lo que representa un ingreso aproximado de $ 30, pues el costo depende también de las dimensiones del automóvil.

Conscientes de que su oficio está prohibido, los lavacarros nocturnos dicen hacer todo lo posible para evitar molestias, por lo que al término de sus labores usan el agua y jabón que les sobra para limpiar la zona donde trabajaron.

“Hay que dejar todo arreglado. Si no, la vecindad se puede molestar. Además, la mayoría (de sus clientes) son de aquí mismo”, indica.