Una inédita posesión en la Isla Trinitaria
La Casa de la Cultura busca dar luz a artistas de zonas marginales
Desde tempranas horas de la mañana, los habitantes de la Isla Trinitaria, en el sector de la cooperativa Andrés Quiñónez, vivieron un día atípico; despertaron para ver el malecón adornado con alrededor de una docena de pinturas y varias carpas repletas de libros.
De a poco, los vecinos empezaron a visitar la feria cultural, mientras los tramoyistas afinaban un escenario.
“Es muy bonito ver que la gente sí se interesa en el arte, el barrio es diferente, ojalá si- gan haciendo (eventos similares)”, expresó Mayra Terán, quien había ido en compañía de sus dos hijas, cuando una de ellas divisó a lo lejos la feria, mientras volvían de la escuela.
El motivo de la congregación, fue la posesión simbólica de los miembros del nuevo directorio de la Casa de la Cultura Núcleo del Guayas, encabezada por Fernando Naranjo y en compañía de varios de sus vocales.
La ceremonia como tal se llevó a cabo en la noche. Varios artistas locales participaron del show, que contó con buena acogida del público, en su mayoría, moradores del populoso sector. La cultura no es un accesorio de la sociedad, la cultura es toda la sociedad, así que hay que elevarla.
Según Fernando Naranjo, no se trata de llevar la cultura a zonas marginales, sino más bien de exponer el potencial que ya existe en los mismos.
“Esta no es una actitud paternalista, en estos sitios hay un tipo de cultura que no conocemos. Intentamos participar de lo que la gente está ha- ciendo y aportar como sea posible”, expresó el recién posesionado.
Según Naranjo, aunque la Casa de la Cultura, suele salir a las calles en otras instancias, ha sido la primera vez en que se ha realizado una posesión simbólica de tal manera.
Artistas urbanos como Kaster y Jackson Jixson, compartieron tablas con exponentes clásicos como la Sinfónica Cristiana del Ecuador y grupos de danza afrodescendientes, en una velada que duró hasta entrada la noche y que en varias ocasiones debió romper el protocolo para que los asistentes dieran rienda suelta a sus ganas de bailar.