Lo supieron hacer
En ocasiones nos preguntamos ¿en qué momento se perdió la pista? ¿Cuándo se distrajo el rumbo y comenzamos a marchar en el propio terreno o giramos como en un tiovivo? O simplemente, avanzamos decididos en contravía, derrumbando cánones, destrozando ritos, rompiendo paradigmas y marcando lo que hoy llamamos nuevas tendencias.
No vamos a caer en lo nimio del contraste generacional, pero sí queremos buscar respuestas a preguntas que amigos nos hacen: ¿dónde están los nuevos líderes por debajo de los cuarenta? ¿Por qué a los de menos de cincuenta no los estremece ni perturba lo inmoral y lo antiético? ¿Por qué la patria no reclama espacio en el alma de los jóvenes?.
Acaso la respuesta esté en ese hilar fino con el que se trabajó desde hace ya mucho tiempo, desmontando de los currículos juveniles la cívica, la ética y la moral. Acaso lo encontremos también en esas últimas pinceladas con las que hábilmente, todo aquello que tenía que ver con la posibilidad de abstracción, la elaboración del concepto y el permitir un claro pensamiento lógico, se borró.
Así, ha sido fácil confundir entre lo de forma y lo de fondo, entre lo esencial y lo accidental, entre lo que somos y lo que parecemos; de lo demás se encargó ya la sociedad de consumo, la moda y la marca, la competencia inusitada por el estatus, el vivir para afuera antes que casa adentro, el énfasis en el tener y en el tener más que el otro,
Lo supieron hacer, pero es tiempo de corregir, de rectificar, yendo contra corriente si es necesario’.