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atiana Sarmiento lleva diez años viviendo en la vía Samborondón. La exclusividad del sector y el hecho de tenerlo todo cerca fue la razón principal por la que decidió ‘huir’ de la Alborada, su barrio por casi tres décadas, pero hoy tiene una opinión diferente, a tal punto de que ha considerado regresar a la urbe porteña.
Sarmiento vive en la urbanización La Puntilla, trabaja en Guayaquil y sus hijos estudian en el colegio Monte Tabor, en el kilómetro 13,5 de la vía a la cabecera cantonal. Su recorrido diario, asegura, es un martirio. Luego de las 14:00, debe lidiar con un gran congestionamiento vehicular que en más de nueve veces la ha ‘obligado’ a llegar tarde a sus reuniones.
El mismo problema tiene José Ordóñez, morador de la urbanización El Río. “Yo tengo que pasar sí o sí esa zona para llegar a mi casa. A veces intento hacer tiempo en Guayaquil para no toparme con el tráfico nocturno, pero cuando uno está cansado lo único que quiere es llegar a su casa”, menciona.
Ambos atribuyen el pesado tráfico que se genera a la “mala ubicación” de los once centros comerciales que están en la zona y por la que diariamente circulan alrededor de 35.000 vehículos. En esa misma avenida, que es la única vía de acceso a la parroquia urbana, hay -al menos- otras cuatro plazas en construcción.
Once centros comerciales se asientan a lo largo de la avenida Samborondón y hay cuatro en construcción. Un exceso que, según expertos, afecta a la movilidad