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a directiva del Bayern de Múnich tiene clara su idea sobre el negocio del fútbol: ningún jugador vale 100 millones de dólares.

Los alemanes se rehúsan a entrar en ese huracán de billetes que ha recorrido por Europa, elevando el precio de las fichas a cifras casi imposibles. Inclusive, han liderado la lucha a favor del fair play financiero, pidiendo investigaciones a clubes como Paris Saint Germain o el Manchester City.

El Bayern denunció la inflación registrada en el último mercado, en el que su fichaje más caro fue el francés Corentin Tolisso, por el que desembolsó 41,5 millones.

Pero, casa adentro, esa filosofía no está del todo aceptada. El delantero Robert Lewandowski dejó de ser políticamente correcto y, en lugar de resaltar la plantilla, reclamó por refuerzos de talla mundial.

Con lo que tienen les alcanza para dominar el fútbol alemán. Son los vigentes campeones. Llevan cinco años dando la vuelta olímpica.