El calvario del peatón
Habitantes de cuatro ciudadelas norteñas relatan a EXPRESO las dificultades que viven cuando, a diario, intentan caminar por diversos puntos de la urbe
Recorrer la ciudad a pie puede generar distintos sentimientos. En algunas zonas regeneradas, por ejemplo, las veredas son anchas y los peatones tienen la libertad de circular sin obstáculos en el camino o con pasos cebra bien identificados.
Esa situación puede cambiar cuando al caminar por otros sectores las personas deben luchar con veredas angostas, postes mal ubicados o aceras desiguales, así como lo evidenció EXPRESO en un reportaje publicado ayer. Contradicción. Mena dice que en Puerto Santa Ana se estableció un ancho de acera de 1,80 metros, mientras que otros puntos hay veredas de un metro o menos.
“El ancho de la acera depende del ancho de la vía, el volumen de peatones y el uso de suelo del lugar”, una norma que, según la urbanista Lisbeth Mena, no se cumple en varios puntos de la ciudad.
Una opinión que es cuestionada por el Cabildo. Jorge Rodríguez, su vocero, explica que “to- das las calles fueron estructuradas con herramientas técnicas de carácter internacional, pero hay casos excepcionales, como la Delta, que pueden ser analizados”.
Este Diario recorrió cuatro ciudadelas para conocer lo que opinan los moradores sobre el espacio peatonal de Guayaquil.