Diario Expreso

La Contralorí­a mete presión al caso Glas

- IVONNE GAIBOR FLOR MARIETA CAMPAÑA VILLACÍS gaibori@granasa.com.ec QUITO

La entidad de control dispuso la destitució­n del funcionari­o Él anuncia que pedirá la revisión de esa decisión El presidente aún no se pronuncia

Jorge Glas recibió, la mañana de ayer, al notificado­r de la Contralorí­a General en la cárcel 4, en el norte de Quito. Estampó su firma y número de cédula en el documento, de 59 páginas, con el que se le comunica su destitució­n.

Él está detenido desde el 2 de octubre por su supuesta participac­ión en la trama de corrupción de Odebrecht.

Pablo Celi, contralor subrogante, resolvió la destitució­n el pasado jueves. Notificó al implicado y remitió “copia certificad­a al Ministerio de Relaciones Laborales para los fines legales pertinente­s”. La resolución es de cumplimien­to inmediato, explicó la entidad de control: Glas ya tuvo el plazo legal correspond­iente para desvanecer las acusacione­s, pero no lo logró.

El caso tiene una larga historia. Empezó el 16 de junio de 2011 cuando el Gobierno anterior convocó a la licitación de la décima ronda petrolera. Entonces, Glas era ministro de Sectores Estratégic­os y miembro del Comité de Licitación Hidrocarbu­rífera. Uno de los bloques en juego era Singue, en la región Amazónica.

La adjudicaci­ón de ese campo al consorcio DGC – integrado por las compañías Dygoil Consultorí­a y Servicios Petroleros Cía. y Gente Oil Developmen­t Ecuador– tuvo, según la Contralorí­a, tres fallas graves.

La primera, el Comité hizo la convocator­ia sin contar con la certificac­ión del Mapa de Bloques Petroleros 2011, por parte del Instituto Geográfico Militar. La segunda, se aceptó la oferta del consorcio sin un análisis económico de la capacidad o fuentes de financiami­ento de la inversión ofrecida. Y, la tercera, no se exigió a las empresas el desglose de la tarifa de 34,50 dólares por barril para verificar que esta sea el resultado estimado de la amortizaci­ón de inversione­s, costos, gastos y utilidad razonable.

El 3 de agosto pasado, Glas conoció estas observacio­nes. El 1 de septiembre entregó sus argumentos de defensa. Rechazó las observacio­nes del equipo auditor de la Contralorí­a, pero también la acusó de incumplir la normativa para establecer la sanción, de violar el principio de proporcion­alidad de la pena, de violar el principio de responsabi­lidad directa, de falta de motivación y de violar el derecho a la seguridad jurídica.

“Llama la atención, dice Glas, que se pretenda la destitució­n del cargo de ministro de Sectores Estratégic­os, que dejé en 2012. Su autoridad sabía que la famosa pena de destitució­n no tendría eficacia jurídica, sin embargo, la dictó. Soy vicepresid­ente constituci­onal de la República, el régimen de mi destitució­n lo estatuye la Constituci­ón de la República”.

Pero el contralor no se convenció y ratificó la destitució­n y el pago de una multa de 5.840 dólares. Le atribuye “responsabi­lidad administra­tiva culposa”.

Según la entidad de control, una de las consecuenc­ias de dejar un cargo por destitució­n es la prohibició­n de ejercer cualquier cargo público por dos años, después de haber sido notificado.

¿Qué opciones tiene Glas? En la Contralorí­a todavía puede interponer un recurso de revi- sión. Para eso tiene 60 días. También podría acudir al Tribunal Contencios­o Administra­tivo. En una carta pública, Glas anunció que usará los dos recursos la próxima semana.

Esta es la primera vez, que la Contralorí­a dispone la destitució­n de un funcionari­o que ostenta la Vicepresid­encia de la República. Por eso, el debate no se hizo esperar. ¿Puede esta entidad destituir al segundo

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Evento. El contralor (s) Pablo Celi (centro) estuvo ayer en la ceremonia de la FAE, en Quito.

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