La muerte y la vida social de los pueblos, en un encuentro
Los rituales y el extenso patrimonio funerario son analizados en la cita
Para los pueblos originarios no existe la muerte, esta es solo un nacer a otra forma de vida. La frase, pronunciada por el Taita Jaime, es una de las que impactó a quienes desde el jueves pasado llegan al Primer Encuentro Nacional de Cultura Funeraria: “La muerte como objeto de aprendizaje y reflexión”.
El encuentro, organizado por el Municipio de Quito, a través del Instituto Metropolitano de Patrimonio, la Fundación Mu- seos de la Ciudad y la Red Ecuatoriana de Cultura Funeraria, tiene como objetivo profundizar la reflexión en torno a la muerte y a la importancia del patrimonio funerario como elementos que otorgan significados poderosos a la vida social de los pueblos.
Según Angélica Arias, directora del Instituto Metropolitano de Patrimonio, la muerte es una parte importante de nuestro diario vivir y “se expresa culturalmente con simbolismos de vida en el más allá”, tratando de destacar el valor de la eternidad por medio de rituales.
Gracias a las reflexiones en torno a la muerte y al más allá, la humanidad ha edificado monumentos físicos (tumbas, pirámides, mastabas, sepulcros, mausoleos), pero también pensamientos filosóficos religiosos, míticos y simbólicos, así como profundas manifestaciones del patrimonio cultural inmaterial, puntualizó.
En las culturas amazónicas la muerte es considerada como una transformación que da paso a una nueva existencia idéntica a la anterior o renovada. “Los muertos en la Amazonía no son aplacados con objetos”, manifestó en su conferencia la doctora Kati Álvarez.