De la incertidumbre al júbilo por llegar a Porto Alegre
Alegre Terminó la angustia, la incertidumbre y las caras largas. Cuando parecía que la otra parte de la delegación que se quedó en Santa Cruz de la Sierra volvería hasta Guayaquil, la aprobación del permiso que faltaba para que el chárter mexicano volase hasta Brasil recibió el visto bueno. Todo lo que parecía negativo se transformó en pura alegría y desenfreno por la buena noticia que recibieron.
Cuando las cosas que se escuchaban y murmuraban en Bolivia iban desde demandas hasta supuesta estafa, el mensaje se cambió totalmente. “Nos vamos a Brasil”, dijo alguien que recibió el mensaje y la amargura del retorno al Guayas se transformó en esperanza por ver a Barcelona en Porto Alegre, el plan original.
“No sabes lo bien que se siente saber que los vamos a ver, todo esto ha pasado porque estoy seguro que vamos a darle vuelta a este partido, vamos a ganar en Porto Alegre y nos vamos a regresar con una goleada a Guaya- quil”, dijo uno de los aficionados que soportó tres noches en Bolivia, cuando el plan era totalmente distinto.
Pero la gran noticia no se recibió tan temprano. Eran 10:30 en Bolivia, (09:30 de Ecuador) y de hecho, toda la delegación se embarcó en dos buses que tenían destino al aeropuerto Viru Viru de Bolivia, pero el desenlace era desconocido.
Hasta que uno de los encargados de la logística, Juan Carlos Minchong, dijo como si de un campeonato se tratase, “nos vamos a Brasil, gente”. Los aficionados no lo podían creer, desbordaban en alegría y todo apuntaba a que Porto Alegre iba a recibir la delegación completa.
Ya en el aeropuerto, la mayoría bromeaba. “Será que nos vamos, yo no creo nada hasta que me hablen ‘em portuguès’” decían unos, mientras otros se aferraban al milagro, “así como Lanús clasificó no- sotros también vamos a poder hacerlo”. El optimismo alzó el chárter mexicano de Global Tour, y dentro de él se vivió una fiesta total. La gente bailaba, gritaba, cantaba las canciones y hasta bromeaban con algunos dirigentes.
El entorno era todo amari- llo, la esperanza llevaba el mismo color. La gente llegó a la ciudad brasileña con la ilusión de la remontada y todo queda en los pies de los 11 guerreros toreros. Se cumplió parte del presagio, con plena confianza que todo se resuelva en la cancha.