Algo faltó
En la anunciada consulta popular se incluye a partir de las tristes noticias generadas en determinados planteles educativos, una pregunta que enfrenta el caso y que textualmente dice: ¿Está usted de acuerdo con enmendar la Constitución de la República del Ecuador, para que nunca prescriban los delitos sexuales en contra de niños, niñas y adolescentes, según el Anexo 4?.
Nos parece bien y aplaudimos que se persiga y proscriba para siempre al causante de acciones atroces, como decíamos en nota anterior, pero sin embargo, educadores como somos, nos quedó rondando una pregunta y la sensación de que algo faltaba.
Y es que, siéndonos claro que atentar sexualmente contra un niño o adolescente es imperdonable, no comprendemos ¿por qué el dañar con toda mala intención el cerebro de ese mismo niño o adolescente, no resulte tan grave?
Atentar contra la genitalidad del menor es bárbaro, pero destruir su cerebro, gestor de la inteligencia que nos caracteriza como especie humana, merece también la más drástica y cruda sanción.
Junto al violador hay que poner también al traficante, al que lo induce a la droga, al que lo convierte en adicto, al que lo esclaviza para toda la eternidad con una amarga dependencia.
Ojalá que el señor presidente o alguien en su entorno recoja esta sugerencia, pues sería muy triste que criminales tan
Junto al violador hay que poner también al traficante, al que lo induce a la droga, al que lo convierte en adicto...’.