El miedo tiene a Guayaquil ENTRE REJAS
La delincuencia menoscaba negocios, recluye a los ciudadanos y deteriora la imagen de la ciudad Sociólogos, asesores turísticos y empresarios se pronuncian
La constante ola de robos, coinciden Mauro Viteri, presidente del Comité Barrial de Urdesa y Washington Sigüenza, principal del Comité Pro Mejoras de Sauces 2, está aniquilando la vida de barrio.
En las ciudadelas del norte, además del tradicional barrio El Centenario, por ejemplo, las familias han migrado a causa de la delincuencia. “Han dejado de vivir en estas zonas privilegiadas rodeadas de parques, colegios, mercados, bancos..., por irse a zonas caóticas sin espacios públicos, ni áreas verdes, como la vía a Samborondón”, dice Sigüenza. El fenómeno asimismo ha influido en la pérdida de espacios turísticos como el mirador del cerro Paraíso en Bellavista; la icónica zona rosa de Guayaquil, donde hace más de 15 años había más de 50 locales que cada noche se repletaban de visitantes; y la calle 9 de Octubre, que por sus teatros, cines y cafeterías, fue una de las más visitadas por los guayaquileños.
Si bien en los últimos tres años Guayaquil ha reflejado un incremento en el número de turistas que la visitan (de 345.561 en el 2014 a 574.199 en el 2016), para Sucunota la inseguridad sí perturba y aleja al visitante.
La afectación es tremenda, señala. “Saber que vas a un país que por la inseguridad ha incrementado los patrullajes y el número de agentes en la calle, te genera una percepción negativa. Los consulados además lo advierten. Les dan indicaciones a sus ciudadanos, los incitan a tener cuidado”. Nadie quiere salir lastimado, entonces optan por no venir.
Sucunota advierte sin embargo que este impacto no los perciben aún zonas seguras como el Puerto Santa Ana o Samborondón. “El vulgar delincuente busca lugares céntricos donde las víctimas sean más fáciles de acechar. Aquí todavía es difícil que te arranchen, saquen accesorios o asalten en plena calle. La zona está blindada. Se respira tranquilidad”.