Diario Expreso

PAIS logra un acuerdo: están en desacuerdo

- ROBERTO AGUILAR aguilarr@granasa.com.ec QUITO

La oposición puso en marcha el juicio político contra Glas. El bloque oficialist­a trató de salvar los muebles, pero se rompió aparatosam­ente

El bloque oficialist­a en la Asamblea encontró al fin un motivo para mantenerse unido: la certeza de hallarse dividido. “Hemos acordado que podemos desacordar”, doró la píldora Daniel Mendoza. Algo tenían que hacer. Ayer, con 65 firmas de respaldo (incluida la de Marcia Arregui, de PAIS), la oposición presentó un nuevo pedido para llevar a juicio político a Jorge Glas sobre la base de nuevas evidencias. Y el bloque mayoritari­o, reunido durante casi cuatro horas en un último y desesperad­o intento por superar sus diferencia­s, llegaba a la conclusión de que el consenso es imposible y decidía someter su postura a votación. Resultado: 39 palomas (luego se sumarían ocho más) firmaron un manifiesto de respaldo a Lenín Moreno y 19 halcones se abstuviero­n.

La jornada comenzó con la imagen de Ricardo Patiño entrando con Soledad Buendía a la reunión de bloque, para defender la tesis de los halcones. Y terminó con Patiño desapareci­endo de la escena sin ser notado y Buendía anunciando su giro de 180 grados y firmando el manifiesto de las palomas: la sorpresa del día.

Mientras tanto la oposición hacía gala de unidad: el pedido de juicio contra Glas recibió el apoyo de todos los partidos. La Bancada de Integració­n Nacional (BIN, que reúne a legislador­es de Pachakutik, ID, FE, PSP y otros movimiento­s minoritari­os) se sumó sospechosa­mente tarde. Tanto, que les tocó firmar en un adendum y dar una rueda de prensa aparte para explicar que ellos también iban.

Que la Asamblea, ahora, se divide en dos, dijo Roberto Gómez, el hombre de CREO a cargo de la recolecció­n de firmas contra Glas: “los que estamos hartos de la impunidad y de la corrupción y los que son parte de ella y no les toca sino blindarse”. Como si de darle la razón se tratara, Doris Soliz saltó en defensa de Marcela Aguiñaga, glosada la víspera por Contralorí­a, por la bicoca de 41 millones de dólares, y dijo que se trataba de una persecució­n política. Y la aludida pasó toda la mañana eludiendo a los periodista­s, saludándol­os de lejos con aquel movimiento de muñeca caracterís­tico de las reinas de belleza y manteniend­o (esfuerzo considerab­le en su caso) el perfil bajo.

Asamblea Nacional en tiempos de la posverdad: una vez terminada la reunión de bloque, Doris Soliz atraviesa la nube de micrófonos que se tienden a su paso e ingresa en el salón del Pleno con la sonrisa congelada, repitiendo una sola y engañosa palabra: “unidad, unidad”. Correístas y morenistas se llenan la boca con la palabra unidad y repiten unánimes el discurso, claramente acordado, de la “madurez” del bloque. Sin embargo, cuando los halcones conversen entre sí de forma reservada, sus palabras estarán marcadas por el signo de la división. “La ruta de la ruptura está dada”, dirá Gabriela Rivadeneir­a. Carlos Viteri interpreta­rá que eso es “una es- trategia de la contrarrev­olución”. Alguno calificará lo ocurrido como “un sainete más de la supuesta unidad”. Otro dirá: “nos emboscaron”. Y Augusto Espinosa clamará al cielo: “¿Hasta cuándo vamos a soportar esto?”.

Unidos, lo que se dice unidos, no están. Y esto es un problema cuando se tienen dos procesos políticos inminentes: el de Glas y el de Augusto Espinosa, exministro de Educación y hoy compañero de bancada, acusado por el propio gobierno de “negligenci­a” en el caso de los abusos sexuales en centros educativos. Que los temas de fiscalizac­ión son uno de los motivos de desacuerdo lo reconocier­on ante los micrófonos Silvia Salgado y Daniel Mendoza. En otras palabras: la oposición puede haberse asegurado ayer un largo trecho de hegemonía en la Asamblea.

Fue una jornada agitada, llena de carreras y sorpresas, idas, vueltas y revueltas no aptas para cardíacos. El orden del día de la sesión plenaria, que incluía un acuerdo para desminar fron- teras con Perú y otro sobre temas migratorio­s con México, era de aquellos que garantizan a los asambleíst­as la libertad de dedicarse a otras cosas. Y el mismo presidente, José Serrano, se la pasó incrementa­ndo su lista de 39 palomas en respaldo del presidente Moreno. Para empezar, obtuvo las firmas de todos los miembros del CAL, incluida Soledad Buendía. Nadie sabe cómo lo logró.

Cuando finalmente salió a encarar a la prensa, lo hizo rodeado de sus campeones, como Bruce Willis cuando va a salvar al mundo en ‘Armagedón’, con Viviana Bonilla a su derecha y, significat­ivo detalle, Marcia Arregui a su izquierda. Leyó el manifiesto de las palomas y repitió la palabra unidad al menos quince veces. Pura fachada.

 ??  ?? Espectacul­ar puesta en escena para un manifiesto inocuo. José Serrano y los suyos, ayer.
Espectacul­ar puesta en escena para un manifiesto inocuo. José Serrano y los suyos, ayer.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Ecuador