E-mail: Jorge ‘Chato’ Mejía, con poca estatura era un gigante
No tenía la estatura adecuada para el deporte del baloncesto, pero con solo 1,75 metros de altura se daba maña para enfrentar y derrotar a muchos grandotes.
Jorge Mejía había logrado perfeccionar su juego, dando incluso la impresión de que podía mantenerse en el aire el tiempo necesario para lograr una canasta. Era el mandamás del equipo, especialmente con las selecciones de Guayas y Ecuador, que tuvieron destacadas actuaciones en muchos torneos.
Sus equipos preferidos eran tres: su colegio San José La Salle, Liga Deportiva Estu- diantil, y la selección del Ecuador. Con esta última jugó los Sudamericanos de Río de Janeiro, Brasil, en 1961 y en Lima, Perú, en 1963, siendo incluido en la lista de los 10 mejores jugadores de estos eventos.
Jorge mandaba en el equipo, disponía y ordenaba lo que había que hacer. Jugando con el quinteto de Ecuador, en La Habana, Cuba, en un campeonato ‘de invitación’ en 1962, fue tal su extraordinaria actuación que los tantos conseguidos por él significaron el triunfo contra el dueño de casa. Los aplausos fueron interminables. El pro- pio Fidel Castro y el Che Guevara, presentes en el juego, se acercaron a felicitarlo, incluso ofreciéndole una beca de estudios para que jugara por la Universidad de La Habana. No la aceptó, pues amaba mucho a su país y disfrutaba con sus compañeros de muchos años, como Abel Jiménez, Carlos Valle, Juan Sala, Fernando Úraga, Juan Saab, Nicolás Lapentti y otros.
Fue mentalizador de la idea de que el colegio San José La Salle ingresara como equipo al campeonato federativo.
El Chato Mejía nunca cobró por jugar, disfrutó del cariño de sus compañeros de juego y sobre todo del afecto que la afición siempre le entregó en sus encuentros.
Tuvo el honor de estar presente como jugador en la inauguración del Coliseo.