Guayaquil frena los nacimientos

La natalidad se sobresaltó en 2016 5.320 guayaquileños menos llegaron al mundo ese año

Belén Mora Benavides anda por los 23 años y lleva cuatro en una relación de pareja. Ya tiene definidas sus aspiraciones profesionales inmediatas, también qué tiempo esperará para tener un hijo. “Por lo menos de seis a siete años. Antes no”.

Lo de Belén no es una casualidad. Responde a lo que está sucediendo en Guayaquil en los últimos años y aunque no es nuevo decir que las estadísticas demográficas descubren que en los nuevos hogares de los porteños el número de hijos tiende a reducirse, sin embargo entre 2015 y 2016 algo provocó un susto a la natalidad.

De 49.863 nacidos vivos en 2015, al año siguiente solo hubo 44.543. Es decir, 5.320 guayaquileños dejaron de poblar esta ciudad.

Aunque los expertos en la materia son cautos al momento de considerar que exista una afectación directa del momento económico y social que se vivió en 2016, algo sucedió durante ese año.

Napoleón Velástegui Bahamonde, sociólogo quiteño radicado desde hace 55 años en Guayaquil, menciona que en estadísticas existen picos y valles. Lo otro (la caída del petróleo, el terremoto de abril...) es pura casualidad.

Por su parte, Luis Tapia, catedrático de la Universidad de Guayaquil, explica que no se puede hablar de que el momento político y económico del país asustó a las parejas.

Ambos prefieren hablar de una tendencia histórica.

Velástegui dice que a pesar de que la tasa de mortalidad disminuye por el avance del cuidado de la salud gracias a la ciencia, el proceso de urbanización y otros factores; decrece también la natalidad. “La razón es sencilla y tiene que ver con los cambios en los roles femeninos”.

Un criterio que comparte Tapia, quien indica que esto sin duda tiene que ver con la situación económica que vivió el país, pero que no es algo del último año, sino de décadas. “Es importante tener como factor primordial la crisis. Existe una afectación a la calidad de vida de una persona. Esto provoca que se abstenga de formar una familia”.

Este sociólogo cree que si en su momento los hogares se formaban con más hijos era porque existía la creencia errónea de que se vivía en un estado de bonanza. “Las personas asumían que todo era bueno y que iba a estar bien. Algo que no se evidenció en los últimos años”.

Solo para mencionar un ejemplo: entre 1975 y 1979 la tasa global de fecundidad era de 5,4 hijos por mujer.

Velástegui recurre a un testimonio familiar. “Mi abuelita