Francisco celebra la jornada de los pobres almorzando con ellos
En su llamado contra la indiferencia dice que son “el pasaporte al cielo”
El santo padre almorzó ayer con 1.500 necesitados en el Aula Pablo VI del Vaticano después de oficiar una misa en la Basílica de san Pedro en la que rechazó la “indiferencia” contra quienes están en situación de pobreza.
La enorme sala de las audiencias papales se convirtió en un inusual comedor, con mesas circulares dispuestas para diez comensales cada una y alrededor de otra central donde se sentó el pontífice.
La misa en el Vaticano y el almuerzo posterior forman parte del programa de la celebración de la I Jornada Mundial de los Pobres, instituida por el papa como llamada de atención a los cristianos para que ayuden a las personas en situación desfavorecida.
En la misa presidida por el pontífice dijo que la “indiferencia” es el “mayor pecado contra los pobres” y que para los cristianos es un “deber evangélico” cuidar de ellos.
Jorge Bergoglio afirmó que esa indiferencia significa “mirar para otro lado cuando el hermano pasa necesidad, es cambiar de canal cuando una cuestión seria nos molesta, es también indignarse ante el mal, pero no hacer nada”.
Dijo que en los pobres “se manifiesta la presencia de Jesús” y que “son nuestro ‘pasaporte para el paraíso’”.
A la misa asistieron entre 6.000 y 7.000 personas pobres, muchas acompañadas de miembros de organizaciones de ayuda, que procedían sobre todo de países europeos, aunque también había refugiados.
La banda de la Gendarmería Vaticana y el coro “Le dolci note” amenizaron la comida, servida por unos 150 voluntarios.
El menú incluía gnocchis sardos con tomate, aceitunas y queso, ternera con verduras y tiramisú, todo preparado por un chef a cargo de las comidas oficiales del Vaticano.