Reorganizar lo ideológico, ético y político
EDITORIAL
Los hechos y procesos de gestión gubernamental cuanto sociopolíticos e ideológicos de los últimos meses, así como los diversos eventos que de ellos se derivan y que han salido a la luz pública, constituyen la más contundente evidencia de una tarea urgente e inmediata: la necesaria reorganización de partidos, frentes políticos y dirigentes, así como de sus valores.
Todos, sin excepción, deben hacerlo, pues no cabe solo actualizar y reordenar el ideario cuanto la línea programática. En la actualidad lo más importante parece ser revisar sus prácticas gubernamentales, especialmente en el ejercicio moral de sus acciones. Esto hay que realizarlo con urgencia para que la ciudadanía pueda conocer qué, cuánto y hasta dónde esos líderes, dirigentes y mili- tantes son efectivamente hombres y mujeres transparentes, honrados y de firmes valores morales. El valor efectivo del político siempre será: estar dispuestos a pensar y elegir primero los intereses, las necesidades y las demandas del Ecuador antes que los de su grupo político y los personales.
Esta es sin duda una de las más sentidas de las demandas por parte de toda la sociedad y la ciudadanía hacia ellos. La colectividad exige que estos cuerpos orgánicos entren en un proceso de reordenamiento inmediato. Es decir que en su interior se den cambios profundos acerca de la visión y comprensión que se tienen de los valores éticos y de los principios morales que la vida exige.
No se puede negar que hay un quiebre ético, con muestras claras de que priman más los intereses personales y de grupos,
La colectividad exige que estos cuerpos orgánicos entren en un reordenamiento inmediato... cambios profundos acerca de la visión y comprensión que se tiene de los valores éticos...’.
que los del país. Todo esto deja ver que líderes y partidos están involucrados y comprometidos con actos de corrupción y acciones nada transparentes. Están los sobornos que pagó Odebrecht, los sobreprecios de obras, las coimas pedidas y recibidas, cuanto la negligencia culposa de algunos hechos gubernamentales y de ministerios.
El que un vicepresidente haya sido cesado, esté preso y sentenciado, en primera instancia, por “asociación para delinquir” muestra que en ellos hay una grave ruptura de valores. Esto hace necesario, de manera urgente, que políticos y partidos entren en una depuración ética y moral.
Si quieren el respaldo del país deben cambiar. Solo así, con transparencia y honradez, a toda prueba, pueden pedir el voto ciudadano.