Vuelve la calma a Miraflores
Con la llegada de una UPC, el barrio prevé reducir a cero los delitos ❚ En 7 meses se redujeron en un 78 % ❚ Los vecinos ansían recuperar el entorno de paz de antaño
Miraflores busca convertirse nuevamente en ese barrio tranquilo donde la familia era el comienzo de todo y los amigos de la cuadra eran prácticamente tus ‘hermanos’. Este sector del norte de Guayaquil lleva casi un año trabajando de forma conjunta con la Policía y, según los residentes, los robos en la zona han bajado a tal punto que ya es posible aplanar las calles, salir a pasear con tu mascota..., por las noches.
Ayer en la avenida Miraflores, donde se asientan en promedio 50 establecimientos comerciales, casi todos de comida, fue inaugurada una Unidad de Policía Comunitaria (UPC) móvil que responde a las estrategias de seguridad activadas en el área, desde julio pasado que se registró un repunte en el robo de accesorios de autos.
Las otras medidas, tal como ha venido publicando EXPRESO, incluyen la mejora del alumbrado público, el incremento de las rondas policiales, la implementación del botón de pánico en las viviendas y locales, y un chat comunitario en el que se informa exclusivamente alguna emergencia. La apertura de la UPC era la asignatura pendiente.
“Ahora que la tenemos, Miraflores se proyecta a que nadie más sea víctima de un robo violento”. Tatiana Di Mattia es la presidenta del Consejo Barrial del sector y asegura que con este ‘camper’, situado en la calle cuarta -y en una arteria por donde circulan cerca de 1.600 personas los fines de semana-, los delitos se reducirán a nada.
“Según lo evaluado hasta el mes de diciembre, los atracos en la ciudadela se han reducido en un 73,8 %. Aquí ya no se ve circular a las motos como antes, no hay ‘arranches’, hay menos gente peligrosa y menos caras nuevas ‘malosas’ o que consumen drogas”.
Sebastián Llorente tiene 45 años, es abogados y vive en el barrio “desde siempre”. Con la reciente implementación -revelaespera que las “cosas sean como antes”. Añora los ‘peloteos’ en las peatonales, los ‘picnics’ en los parques.
“Quizá teniendo seguridad por todos lados, volvamos a adueñarnos de las calles, como los tiempos de antaño. Es vital para los chicos”. En lo personal, dice Llorente, él y su esposa han vuelto a salir a cenar a los restaurantes del entorno. “Ya no busco solo los malls, últimamente vamos por un café, un jugo, un taco y nos lo vamos comiendo camino a casa despacito, sin apuro”, dice.
Para los comerciantes, quienes a fin de evitar pérdidas humanas aprendieron, en octubre pasado, una serie de técnicas para blindar sus negocios o lidiar con un posible delincuente, la llegada de esta UPC, custodiada por dos uniformados las 24 horas del día, le dará más tranquilidad a los clientes y al mismo personal de trabajo.
“Hace dos años era difícil trabajar tranquilo. Uno estaba pendiente de todo, de la gente que entraba y salía, los bultos que en la ropa se veían. Todos desconfiábamos de todos. La situación era invivible”. Maritza Calero, dueña de un comedor, fue víctima del robo tres veces. “La primera vez me encerraron en el baño, estuve a punto de renunciar a todo”.
Para Douglas Peñaloza, administrador de Don Chuzo, asaltado también en dos ocasiones, las medidas hoy impuestas han aplacado el temor de los visitantes. “Para no vernos afectados, en un inicio tuvimos que poner guardias, cámaras de seguridad por todos lados...”. En la arteria principal, agrega Sonia Huacón, dueña de una cafetería, era común ver a la gente comer rápido, estresada.
“Por ello si no actuábamos por nuestra cuenta, las ventas se iban de pique”. Hoy, dice Huacón, el barrio ha recuperado su esencia. “El esfuerzo conjunto ha mejorado la actitud, el semblante de todos. Al parecer ya no somos un barrio peligroso”.
EL DETALLE Servicio. Hasta hace poco, las urgencias del barrio se atendían en la UPC del Distrito Florida, que incluye a Miraflores, y está ubicada a 7 kilómetros de distancia. VOCES La UPC complementa el resto de obras aquí emprendidas. Trabajar de la mano de las autoridades ha dado buenos resultados: hay menos ladrones. Estamos encaminados a ser un barrio sano, de paz. Vivo.