Protesta por la visita norcoreana a Seúl
Para sus críticos, Moon ha ido muy lejos en sus concesiones al Norte
Los esfuerzos de Seúl por tener una presencia norcoreana en sus ‘Juegos de la Paz’ están lejos de crear consenso en Corea del Sur, donde algunas voces lamentan que los Juegos de Pyeongchang se conviertan en los Juegos de Pionyang.
Para ellas, el presidente surcoreano Moon Jae-in, siempre partidario de un diálogo con el Norte, ha ido demasiado lejos en las concesiones al imprevisible vecino.
Ayer, manifestantes en Seúl quemaron una imagen del dirigente norcoreano Kim Jong-un y la bandera de Corea del Norte, en el momento en el que se celebraba la visita de una delegación del país la primera en cuatro años- para preparar la llegada de los deportistas a los Juegos de Invierno (9-25 febrero).
Seúl se ha esforzado en el diálogo en un escenario en el que la tensión en la península se ha incrementado en los dos últimos años, tras la aceleración de los programas nuclear y balístico del Norte.
Los dos países desfilarán juntos bajo una bandera unificada en la ceremonia de inauguración y contarán con un equipo femenino común en hockey sobre hielo.
Hyon Son-wol, la líder de la orquesta Samjiyon -creada especialmente para los Juegos- y del grupo Moranbong -la banda norcoreana más popular y promovida por Kim ha liderado la representación norcoreana y captado la mayor parte de la atención mediática.
“No solamente el Norte obtiene un billete gratuito para este acontecimiento en el que hemos trabajado muy duro, encima nos muestran a esta mujer como una reina que viene a hacernos un favor”, denunció un internauta en referencia a Hyon, de la que los medios surcoreanos han rumoreado que fue pareja de Kim.
“No cuestionamos los esfuerzos del presidente Moon Jae-in para crear un vínculo entre los Juegos y su iniciativa de paz en la península coreana. Pero el Gobierno debe preguntarse por el descontento popular, que está al alza”, indica el diario Joongang.