Palestina, la Tierra Santa
Palestina, la histórica región de Oriente Medio entre el Mediterráneo, el Jordán y el mar Muerto, que engloba el actual Estado de Israel, Cisjordania y la franja de Gaza, se ha convertido en zona de conflicto permanente, y la peor parte la llevan siempre los árabes. Es así desde que la Asamblea General de la ONU por resolución general del 29 de noviembre de 1947 aprobó un “plan de partición de Palestina” para dar cabida en su territorio al Estado de Israel, la vuelta tras la diáspora y el exilio masivo del pueblo judío, creado el 14 de mayo de 1948, con el rechazo de los países árabes. Esto originó la primera guerra árabeisraelí tras la cual Israel amplió sus fronteras. Ahora, y sin duda motivado en la actitud prepotente y soberbia del presidente Trump al haber decidido y declarado que trasladará de Tel Aviv a Jerusalén la embajada de Estados Unidos en Israel, ratificado en la visita hecha por el vicepresidente norteamericano Mike Pence a Jerusalén en un ambiente de protestas, Mahmud Abás, presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) -a quien el papa Francisco hace poco calificara como un hombre “santo”-, haya llegado el lunes a Bruselas con la petición categórica de que los países de la Unión Europea (UE) reconozcan el Estado de Palestina, tras haber participado en una reunión con los cancilleres europeos que planteaban ofrecer a los territorios palestinos un acuerdo de asociación con la UE mientras se alcance un consenso sobre el reconocimiento de dicho Estado. Por su parte, Federica Mogherini, jefa de la diplomacia europea y representante de la UE para la Política Exterior, reafirmó que su postura “es apostar por una solución con Jerusalén como capital de los dos Estados, con base en los Acuerdos de Oslo y la resolución de la ONU”, y condenar la creación de asentamientos por parte de Israel, calificándolos como “una actividad ilegal según la ley internacional”. Para finalizar, Saeb Erekat, secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), manifestó su total rechazo a la visita de Pence, considerando que EE. UU. desempeña un papel negativo en el proceso de paz en el Oriente Medio y es más parte del problema que de la solución. Que es lo que piensa todo el mundo de las andanzas del Tío Sam, donde quiera que mete sus botas o sus misiles.