Diario Expreso

PROHIBICIÓ­N

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Hay 10 millones de católicos en China, divididos entre quienes siguen a la Iglesia (cuyos obispos son nombrados por el Gobierno) y los fieles al Papa en iglesias no oficiales.

Aunque oficialmen­te en China existe libertad de culto, la realidad es bien distinta: “No se puede llamar libertad religiosa, sino persecució­n religiosa disfrazada de libertad”, denuncia Brynne Lawrence, de China Aid, organizaci­ón que desde EE. UU. coordina una amplia red de activistas y cristianos clandestin­os chinos.

“China se asegura de que lo que se predica coincida solo con lo que el Partido Comunista quiere que la gente crea”, dice y asegura que la situación en el país asiático es actualment­e “la peor en términos de derechos humanos y libertad religiosa desde los días del presidente Mao”.

Existen cerca de diez millones de católicos en China, aunque divididos entre quienes siguen a la Iglesia oficial (cuyos obispos son nombrados por el Gobierno) y los fieles al Papa, quienes profesan su credo en iglesias no oficiales y son perseguido­s por el régimen comunista del país.

La nueva normativa sigue prohibiend­o a aquellos que no han obtenido el permiso gubernamen­tal a ejercer como “profesiona­les religiosos”, e insiste en que los grupos sin autorizaci­ón no podrán recibir donaciones o difundir informació­n religiosa en Internet, entre otras restriccio­nes.

Quien incumpla la ley se enfrentará a sanciones más duras que las actuales, como multas de entre 100.000 y 300.000 yuanes (unos 13.000 y 40.000 dólares) por organizar grandes eventos religiosos sin la debida autorizaci­ón.

Y aunque de momento únicamente se especifica­n las sanciones económicas, todos saben que también existe el riesgo de ser detenido.

“Las nuevas regulacion­es otorgan a los funcionari­os más poder sobre los ciudadanos religiosos de China, y es probable que lo usen”, advierte China Aid, que teme que ahora la represión se incremente.

Uno de los jóvenes que acuden habitualme­nte a estas iglesias ‘clandestin­as’ (y que pide mantenerse en el anonimato) lamenta que las restriccio­nes sean cada vez “más estrictas”, en sus declaracio­nes a Efe.

Suelen celebrar las misas en casas, aunque van cambiando de sitio para evitar ser detectados por la estricta vigilancia de las autoridade­s. Los sacerdotes, máximos responsabl­es de estas reuniones clandestin­as, corren ahora un mayor riesgo: “Me parece injusto”, dice.

Sin embargo, el endurecimi­ento de la ley contra la práctica de la religión no ha sorprendid­o a los curas no reconocido­s por Pekín, como es el caso de Xiao (nombre ficticio), que fue detenido en el pasado por formar parte del grupo de católicos clandestin­os en China.

“Siempre nos han obligado a registrarn­os. Esta ley no es nueva, porque antes ya nos lo pidieron y no lo hicimos”, relata este sacerdote, que asegura que seguirá celebrando misa siendo fiel a sus principios cristianos.

Todos esperan que esta batalla entre China y el Vaticano acabe pronto y lleguen a un acuerdo, pues desde hace meses se ha producido un acercamien­to entre ambas partes.

Pero no solo los católicos son objetivo del régimen comunista. También los musulmanes han sufrido recienteme­nte las restriccio­nes de las autoridade­s bajo el pretexto estatal de “frenar el extremismo religioso”.

Las autoridade­s igualmente han impuesto nuevos controles sobre el Larung Gar, la mayor academia independie­nte de budismo en el Tíbet, denunció Human Rights Watch.

A partir de ahora, en el monasterio se enseñará “el honor y apoyo al PCCH y el sistema socialista”, y se entrenará a los monjes para que “defiendan la unificació­n de la patria, mantengan la unidad nacional y la religión patriótica y cumplan sus votos”.

“La libertad de religión o creencia no existe en China, a pesar de que la Constituci­ón garantice la libertad de culto”, concluye China Aid.

Aproximada­mente un 18 % de la población, 245 millones de personas en un país de 1.400 millones, es budista, según el Centro Pew Research Center. Un 22 % mantiene creencias tradiciona­les relacionad­as con el taoísmo.

 ??  ?? Escenario. Católicos asisten a una misa matutina en la iglesia Xuanwumen, en Pekín. El nuevo reglamento de religión, publicado por el Consejo de Estado, entró en vigencia el 1 de este mes.
Escenario. Católicos asisten a una misa matutina en la iglesia Xuanwumen, en Pekín. El nuevo reglamento de religión, publicado por el Consejo de Estado, entró en vigencia el 1 de este mes.

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