Chuchaqui electorero
“Crónica de una muerte anunciada” es el título que el Gabo le puso a una de sus obras, eludiendo la ficción, y que posiblemente le calce al resultado de la consulta popular que tuvo lugar a lo largo y ancho de todo el Ecuador, así como también en los lugares del extranjero donde pueden votar a distancia los migrantes. Esa muerte, no física sino política, se puede interpretar como sinónimo de la derrota que sufrió el expresidente Correa, quien se hizo presente en el país, cruzando el gran charco desde Bruselas, solamente para dirigir la campaña en favor del No. Sin embargo, sus partidarios, es decir los que quieren formar una nuevo partido, con la evocación de “la década ganada”, ya sin las siglas de AP y RC que les niega el organismo electoral, dicen que esa derrota numérica es muy relativa y significa más bien un triunfo para ellos puesto que se acercan al 40 por ciento, a pesar de que se trató de un enfrentamiento de “uno contra todos”. Los “afirmativos” (gobiernistas y no gobiernistas) responderán que tras 10 elecciones ganadas esta es la primera derrota del correísmo.
En cuanto al Gobierno mismamente, que fue el que hizo las preguntas con el número cabalístico y que las legalizó ante el CNE luego de que las juezas de la Corte Constitucional brillaran por su ausencia dentro de los plazos pertinentes, debe actuar con sentido de cambio, que es lo que le están pidiendo los sufragantes del domingo. Y si no lo hace, descorreizándose un poco más, es posible que el
Por su parte la Asamblea, tan enemiga de los juicios políticos y tan lenta en los procesamientos cuando le toca actuar, tendrá que legitimar a plenitud lo que dijo la “vox populi vox Dei”.
triunfo se pueda convertir en una lamentable victoria pírrica.
Por su parte la Asamblea, tan enemiga de los juicios políticos y tan lenta en los procesamientos cuando le toca actuar, tendrá que legitimar a plenitud lo que dijo la “vox populi, vox Dei”. Y es de esperarse que la mayoría de quienes fueron elegidos legisladores con color “verde flex” no se vuelvan a convertir en la “aplanadora” de antes. Esa que a nadie fiscalizó y que legisló solamente alzando mayoritariamente la mano ante todas las enmiendas que se enviaron desde Carondelet en épocas de Rafael Vicente. Porque en los últimos tiempos la tal separación entre los bloques correístas y morenistas no se ha dado. ¿Se aprobará el SÍ del pueblo?